Falta capacidad para su detección oportuna, reconoce
Sábado 13 de mayo de 2017, p. 31
La depresión y otros padecimientos sicológicos son un problema grave de salud en México, frente al cual las autoridades no tienen aún la suficiente capacidad de detección oportuna y de atención, alertó el titular de la Secretaría de Salud, José Narro Robles.
“No tenemos toda la capacidad –hay que decirlo y reconocerlo– para identificarlo tempranamente y para atenderlo debidamente. Tenemos que trabajar mucho en esa dirección”, admitió el funcionario tras participar en un acto por el 50 aniversario del Hospital Siquiátrico Fray Bernardino Álvarez.
Cuestionado sobre las causas de esta falta de capacidad, Narro consideró que si bien hay carencias en el sistema de salud –sobre todo en los médicos familiares que no tienen herramientas suficientes para detectar a tiempo los padecimientos mentales–, en la resolución del problema también deben participar la familia del paciente y el conjunto de la sociedad.
Sobre la falta de recursos para la atención de estos males, señaló que las necesidades siempre son mayores que el presupuesto, e indicó que si queremos mejores servicios, tenemos que hacer un esfuerzo adicional todos y garantizar que los recursos se manejan de manera transparente, honesta, que llegan a donde tienen que llegar
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El funcionario subrayó que la depresión afecta a hombres y mujeres de todas las edades y que se ha acentuado en las sociedades contemporáneas, lo que genera en los pacientes "muchísimos problemas, horas de angustia, tristeza y soledad, además de problemas económicos, porque es una de las principales causas de alejamiento temporal y a veces definitivo del trabajo”.
Una de las consecuencias más lamentables de la depresión, lamentó, es el caso de los jóvenes que tienen ideas suicidas y que las llevan a la práctica.
Otros sectores vulnerables son los adultos mayores, sobre todo los que no tienen un acompañamiento emocional adecuado, y los pacientes con enfermedades crónico-degenerativas como diabetes e hipertensión.
Narro censuró que aún se estigmatice a los pacientes con este mal: “A la persona con una desviación de la conducta, entre comillas ‘normal’, la hacemos a un lado y la rechazamos.”