Sao Paulo.

Una huelga general contra los planes de ajuste del presidente brasileño Michel Temer afectó este viernes el transporte público, las escuelas y, parcialmente, los aeropuertos. Hubo algunos incidentes entre manifestantes y policías. Las fuerzas policiacas dispersaron por la mañana, con gases lacrimógenos, a activistas que bloquearon calles en Sao Paulo, Río de Janeiro y otras ciudades.

Dicha huelga, en protesta por cambios propuestos a las leyes laborales y contra la política de recortes del gobierno de Temer, paralizó los transportes y buena parte de los servicios públicos en Sao Paulo, Río de Janeiro y Brasilia.

Las principales centrales de trabajadores del país apoyaron la huelga para intentar frenar dos reformas impopulares –laboral y al sistema de pensiones–, impulsadas por el ejecutivo, que se dirimen en el Poder Legislativo.

La gente se quedó en casa. Eso es una clara demostración de que las personas decidieron parar contra la supresión de los derechos. Es una satisfacción saber que el pueblo brasileño está tomando conciencia, comentó en la radio el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, quien pretende ser candidato presidencial en 2018. Si quieren resolver el problema del sistema de pensiones la economía tiene que volver a crecer. Es simple, pero este gobierno sólo sabe cortar, agregó el ex mandatario y calificó la huelga de éxito total.

En Sao Paulo, mayor centro financiero y distrito más poblado del país, los activistas erigieron barricadas para cerrar las vialidades y encendieron fogatas en las calles. Los inconformes bloquearon la ruta al aeropuerto de Congonhas, el menor de los dos de Sao Paulo. La policía lanzó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, al tiempo que indigentes y activistas también bloquearon la ruta al aeropuerto de Guarulhos –ambas terminales aéreas operaron con normalidad– y al menos 16 personas fueron aprehendidas por las fuerzas de seguridad.

En el aeropuerto Santos Dumont, en Río de Janeiro, los manifestantes causaron confusión al correr por la terminal y derribar los divisores de filas en las zonas de registro. En las calles hubo un enfrentamiento entre manifestantes que bloqueaban una arteria principal y la policía, en Brasilia. La huelga afectó por la mañana 32 de los 182 vuelos previstos, y ocho fueron cancelados.

Temer manifestó que la flexibilización de las leyes laborales reactivará una economía moribunda, y advirtió que sin los cambios al sistema jubilatorio el país caerá en bancarrota; sin embargo, la oposición de izquierda denunció que dichas modificaciones son un intento de acabar con derechos históricos.