A 37 años de haber fundado el Club Alpino Mexicano (30 de abril de 1980) y desde entonces presidente de esa fraternidad, José María Aguayo festeja la trascendencia que ha tenido el alpinismo en el desarrollo humano y la presencia del país en el plano mundial por medio de sus representantes, entre los más grandes, Ricardo Torres Nava, primer mexicano en la cima del Everest; aunque también guarda tristezas, como la tragedia de haber perdido en 1996 a cinco miembros que fueron alcanzados por un rayo cuando habían terminado su descenso en el Popocatépetl.

Algo de lo que nos motivó a fundar el Club Alpino Mexicano fue evitar los accidentes que ocurrían cotidianamente en la montaña; había una cantidad tremenda de accidentes por falta de comunicación; no sabían las personas qué hacer, no se tenía el equipo adecuado, no había escuelas formalizadas, recuerda Aguayo Fernández.

El club, resalta, cuenta a la fecha con 75 cursos específicos mediante los cuales ha capacitado a miles de practicantes, no sólo mexicanos, además de una biblioteca que proporciona información a sus miembros.

Tratamos también de alejar a la juventud de los vicios y drogadicción, que era también muy común. Fuimos rodeando poco a poco algo de todo ello. Notamos que los accidentes disminuyeron bastante en las montañas, ya la gente está más capacitada, cuenta con equipo más sofisticado, de mejor calidad, dijo, y comentó que los miembros son dados de baja si salen a la montaña sin casco de protección y equipo adecuado.

Los logros de sus integrantes, asegura, no son valiosos sólo por la magnitud de las hazañas, sino porque las han compartido con la sociedad como expertos conferencistas motivacionales.

Así lo ha hecho Torres Nava, quien en 1989 fue el primer mexicano y latinoamericano en pisar el llamado techo del mundo, y después completó el Grand Slam del alpinismo, experiencias que comparte en seminarios, pláticas, talleres y conferencias de tipo inspiracional.

Siete Cumbres

Ese camino ha seguido Karla Wheelock, también socia del club, la segunda mexicana en el Everest y la primera latinoamericana en conseguirlo por la cara norte, en 1999, y en 2005 también se convirtió en la primera mujer iberoamericana en completar el Grand Slam, consistente en las Siete Cumbres más complejas del mundo.

Otro es David Liaño, activo como motivador y atleta, a quien Aguayo considera el deportista más completo del país. En 2005 logró el primero de seis ascensos, entre ellos el doble que quedó asentado en el libro de récords Guinness, cuando en 2013 se convirtió en el primer montañista del mundo en alcanzar la cima del Everest por la cara sur, desde Katmandú, y enseguida por la norte, desde Nepal, en un lapso de ocho días. Liaño también tiene el Grand Slam y a sus 37 años continúa en las cumbres y como ultradistancista, recientemente en la carrera de 250 kilómetros del Sahara.

Los tres tienen una trayectoria súper fabulosa, además de la humildad. Ellos aportan y dan conocimiento en beneficio del deporte y de la sociedad; motivan a la gente para que siga adelante. Todos han aportado, resaltó Aguayo.

Los festejos por el aniversario del Club Alpino se iniciaron el miércoles pasado, con una sesión de conferencias ofrecidas por Torres Nava y Liaño dentro de una ceremonia en la que también fue reconocida Ofelia Fernández Vilchis, quien fue líder de la primera expedición internacional femenina de México en 1954, en las Montañas Rocallosas de Canadá.