Se consumaron los relevos en el Instituto Nacional Electoral (INE), cambiaron los integrantes pero, a decir de los críticos, no lo hicieron las filias. Con la toma de protesta de los tres nuevos consejeros del organismo, volvió el debate entre quienes pregonan la inmaculada imparcialidad del instituto y quienes condenan la perversión de un esquema de asignación con base a las cuotas y las afinidades partidistas.

No confundamos a la opinión pública, reclamó el consejero Marco Antonio Baños, en defensa del amplio consenso que precedió a la designación de Dania Ravel, Beatriz Zavala y Jaime Rivera como nuevos integrantes del INE, antes de describir la monumental tarea que tiene el instituto renovado en los próximos meses para organizar los cuatro comicios locales de este año, los 30 de 2018 y la elección federal.

El consejero presidente, Lorenzo Córdova, celebró que esta vez sí, como no ocurrió en el pasado reciente, la Cámara de Diputados haya designado en tiempo y forma y sin pretensiones de reinventar el camino andado por esta autoridad electoral. Justificó la renovación escalonada, porque en la democracia mexicana no hay tiempo para curvas de aprendizaje ni espacios para la parálisis institucional.

Fue una sesión para que consejeros y la mayoría de los representantes partidistas lanzaran discursos protocolarios para destacar las virtudes de los recién llegados; elogiar la preservación de la autonomía del INE y describir la compleja tarea institucional en puerta.

Sólo las posturas de Morena y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) salieron del discurso institucional políticamente correcto. Rodrigo Abdala, representante del poder legislativo de Morena cuestionó la poca transparencia en la calificación de los exámenes de los 152 aspirantes, que dejó fuera muchos que obtuvieron buena calificación; qué decir de la filtración de las quintetas para terminar en el reparto de cuotas entre las tres principales fuerzas.

Lejos de esta percepción, el priísta Jorge Carlos Ramírez Marín defendió un proceso que preservó la correlación de fuerzas: ustedes no provienen de ninguna cuota, no tienen deudas con nadie, tienen la más amplia libertad, porque provienen de uno de los procesos más claros, transparentes y participativos.