AMLO: resbalar en Nueva York
Indisposición a la crítica
Orquestación mediática
Zepeda, Edomex, PRD, PRI
ndrés Manuel López Obrador tiene una recurrente indisposición hacia ciertas formas de crítica o de oposición a sus decisiones, lo cual suele manifestarse en actos de su partido, Morena, y respecto de determinados periodistas y opinadores. La fórmula para eludir críticas y objeciones ha sido acusar a esos adversarios
de ser infiltrados, manipulados, enviados del gobierno, miembros de la mafia del poder
o provocadores. Con socarronería o enojo, según el caso, el adalid tabasqueño emite las sentencias descalificatorias y evita entrar al fondo de los asuntos. Si lo retan a debates, no acepta porque le pueden robar la cartera
o porque él desea polemizar con el jefe
del desafiante y no con éste.
En su reciente visita a Nueva York, en el contexto de una exitosa gira por Estados Unidos que le ha colocado como el único precandidato presidencial mexicano que ha encabezado actos políticos realmente masivos en defensa de nuestros paisanos, López Obrador resbaló ante la congruente presión (conducta similar observó, por ejemplo, ante el priísta Enrique Ochoa Reza) del padre de uno de los normalistas de Ayotzinapa que fueron desaparecidos.
La pifia no se dio solamente en cuanto al tratamiento verbal a ese progenitor, Antonio Tizapa, sino más allá, por la falta de un abordamiento claro e incluso autocrítico de lo sucedido en los procesos políticos que desembocaron en la tragedia de Iguala. El presidente de este municipio, José Luis Abarca, recibió protección e impulso, aún en el PRD, de Lázaro Mazón, a quien López Obrador enfilaba para que fuera candidato de Morena a gobernador de Guerrero.
La desaparición de los 43 jóvenes también borró del mapa moreno a Mazón, pero es inocultable que él fue promotor y protector de la carrera política de Abarca. El pragmatismo electoral lopezobradorista, visto entonces como ahora, y la recolección de pecadores
que son absueltos al pasar al bando bueno
, han generado ese tipo de circunstancias que activistas con fundada razón, como Tizapa, creen necesario denunciar y evidenciar.
Los incidentes neoyorquinos sirvieron, por otra parte, para desatar una histérica campaña de medios tratando de evidenciar al virtual tricandidato presidencial como incongruente, déspota e inmisericorde. Con insistencia concertada se dio por buena la versión de que AMLO había dicho cállate
al activista Tizapa y que le había señalado como un provocador. El reportero de Proceso Arturo Rodríguez aisló la parte del audio correspondiente y lo escuchó con cuidado y a velocidad más baja de la real, y concluyó que López Obrador había dicho que te vaya bien
y no cállate
. Pero la verdad
mediática sincronizada ya había condenado al pronunciante, evocando incluso aquel episodio del cállate, chachalaca
que en su momento enderezó AMLO contra el entonces presidente Fox.
La metralla mediática contra el tabasqueño es de una hipocresía evidente: muchos de los medios y opinantes que reprocharon con inflamado libreto las ofensas
de AMLO a uno de los padres de los 43 son los mismos que de manera constante descalifican a este movimiento y se solidarizan con las versiones y posturas oficiales que pretenden reducir lo sucedido en Iguala a incidentes menores, entre funcionarios y factores menores.
Como bien lo han planteado los padres de los 43, los hechos de Nueva York no deben convertirse “en una cortina de humo que desvíe la atención para seguir investigando a los implicados en la desaparición de nuestros hijos (…) Para los padres de familia lo fundamental es que la PGR avance en la búsqueda e investigación para dar con el paradero de nuestros hijos. Esa es nuestra agenda fundamental”, sin someterla a intereses electorales. Señalaron, además, que la responsabilidad directa, según los reportes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, está en los policías de diversas corporaciones y el Ejército y, de manera indirecta, en personajes como los presidentes municipales de la región, el entonces gobernador Ángel Aguirre Rivero y funcionarios federales como Tomás Zerón de Lucio.
El saldo, a pesar de todo, no es positivo para López Obrador ni para los propios familiares de los 43. La retórica envenenada de los opinantes oficialistas alcanzó al virtual candidato presidencial y a los propios demandantes de verdad en el caso de Ayotzinapa, pues a fin de cuentas lo que se busca con este enturbiamiento es cuestionar las actividades de ambas partes, sus formas políticas, sus niveles de tolerancia y el financiamiento de sus actividades. La propia izquierda
desarrolló su propio guion de enfrentamientos, justificando o reprobando el actuar de unos y otros, cuestionando algunos de los morenos a los de Ayotzinapa y seguidores de éstos a los del partido y sus campañas electorales.
El Partido de la Revolución Democrática designó a Juan Zepeda para que sea candidato a gobernar el estado de México. Es un triunfo de la corriente ahora dominante en el sol azteca, Alternativa Democrática Nacional, dirigida por Héctor Miguel Bautista López, quien fue presidente municipal de Ciudad Nezahualcóyotl, al igual que lo fue Zepeda. Los chuchos (Nueva Izquierda) han dicho que el ahora candidato a gobernador estará al servicio del PRI mexiquense.
Quienes cubren la información del Instituto Nacional Electoral (INE), que preside Lorenzo Córdova, se toparon en diciembre pasado con la prohibición de ingresar a un comedor para empleados, con cobro reducido pero, sobre todo, esencial en cuanto no hay otro cercano (por lo cual desde el 2000 se permitía a los reporteros utilizarlo) y ahora les han impedido el acceso al estacionamiento del inmueble central y les envían a un anexo, donde ha habido robos a los vehículos (les han dicho a los reporteros que el cupo de automóviles se redujo a la mitad). Las políticas restrictivas denotan un ánimo revanchista contra los periodistas de la fuente, luego de publicaciones que han molestado a consejeros y funcionarios, en temas como viajes al extranjero, compra de teléfonos inteligentes y aguinaldos. ¡Hasta mañana!
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