Opinión
Ver día anteriorDomingo 12 de marzo de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
¿La Fiesta en Paz?

Sólo dos mexicanos en San Isidro 2017

Lupita López, lágrimas de arena

S

i algo debilita la fiesta de toros en el mundo es la falta de imaginación y el exceso de complicidades del empresariado taurino. Continúa la historia de admiraciones mal correspondidas entre México y España, pues mientras aquí recibimos a los españoles con las puertas abiertas, en los toros y en lo demás, allá desde siempre se la llevan con extrema precaución a la hora de importar mexicanos, sobre todo vestidos de luces.

Botones de muestra: en la temporada grande bautizada Pasión hecha a mano, que para muchos aficionados no pasó de paja de adolescente entre mansadas y éxtasis, los encierros, en general bien presentados, apenas fueron al caballo y resultaron descastados, deslucidos o de aborregada docilidad para Morante, Castella, El Juli y Ponce; se celebraron 17 festejos; cuatro con dos extranjeros y un mexicano, violando el reglamento, con la participación de 13 matadores nacionales y 11 importados, los de siempre, y tres nuevos que nada dijeron. Estando anunciados, no vinieron Ricardo Frausto, Lomelín hijo ni Diego Sánchez.

Por su parte, el productor –rechaza ser llamado empresario– de la Plaza de Las Ventas, el francés Simón Casas, presentó el jueves pasado 27 poco imaginativas corridas de toros, cuatro de rejones y tres novilladas para la Feria de San Isidro 2017, en las que de México únicamente están Joselito Adame dos tardes en carteles más bien modestos, el novillero hidrocálido Leo Valadez, una, y párele de contar, que el toreo podrá querese universal, pero en España es para los españoles y sigan aplaudiendo, postrados colonizados.

Equidad de Género no es una moda, titula su texto la matadora yucateca Lupita López, valiente, pensante y bella, que por su interés transcribo: “La equidad de género no debe ser una moda; es un equilibrio total. Hoy, Día Internacional de la Mujer, levanto la mano y pido un lugar a todos los empresarios taurinos del planeta, ya que son quienes manejan este barco por designio divino en este mar tormentoso y, ¿por qué no?, pido también un poco de justicia.

“Justicia porque he labrado mi carrera con dedicación y vocación; le voy con gusto al toro y pongo mi vida por precio. Si el toro de lidia, el animal más valiente de la creación, no distingue género, no entiendo por qué nos relegan a las mujeres en la fiesta taurina, si también nos hemos ganado un lugar de manera innegable. Basta con hacer recuento de nuestros éxitos.

“Pareciera que es lo mismo feminismo que discriminación. ¿Por qué nos pagan menos? ¿Por qué todavía existen matadores que no quieren torear con mujeres? ¿Por qué minimizan nuestro esfuerzo y nuestros logros? Yo sé que esta profesión es muy sacrificada, que cuesta sangre, sudor y arena (lágrimas que duelen como si se llorase arena).

“Las personas como yo, que fuimos tocadas por ese halo, tenemos que hacer a un lado el sufrimiento y las penalidades que esto conlleva en la búsqueda de objetivos muy elevados. Sin embargo, no todos lo logran, y la inmensa mayoría se conforta con el placer sublime de torear, de hacer algo que muy pocos se atreven. Es innegable el peligro latente en cada lance y la sensación de arriesgar la vida dominando el miedo, a su vez creando arte y belleza.

Hoy, más que nunca, me pregunto: ¿por qué nosotras las triunfadoras no tenemos la oportunidad de seguir alcanzando el éxito, si en el ruedo tanto hombres como mujeres nos jugamos la vida por igual? Pido con toda mi alma al Creador que a esas personas que están en el poder, les conceda visión y valor para guiar nuestro destino y lleguemos todos a buen puerto, concluye, emotiva, la carismática torera.