Inteligencia y corazón
l amor es ciego, dicen. Pero en realidad, el corazón –identificado como órgano del amor– tiene sus propios ojos; sus estrategias de persuasión y una voluntad de fuerza tal que a veces se impone a la voluntad racional
, por así llamarla.
Antes que los científicos empezaran a comprender la compleja estructura y función del corazón, Antoine de Saint-Exupéry lo expresó así por boca de El Principito: Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos
. Y aún antes, el sabio Blas Pascal ofreció al mundo su célebre enunciado: El corazón tiene razones que la razón ignora
. Desde la sabiduría popular, Pedro Infante cantaba: Corazón tú dirás lo que hacemos/ lo que resolvemos/ nomás quiero que marques el paso/ que no le hagas caso/ si la ves llorar/…
Y es que según las circunstancias, el corazón puede enviar al cerebro más información de la que recibe y así inhibir o activar determinadas zonas cerebrales. Hace ya varios años que las neurociencias empezaron a identificar en el corazón un sistema nervioso independiente y bien desarrollado con más de 40 mil neuronas y una compleja red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo. Eso significa que el corazón puede influir y modificar nuestra manera de pensar; determinar nuestra percepción de la realidad y comandar nuestras reacciones.
Es una lástima que solamente los artistas le hagan más caso al corazón que a la mente racional, ya que padecemos una educación racionalista en la que las emociones no son tomadas en cuenta o se consideran la parte débil de la personalidad. Pero la escuela que está por inventarse habrá de darle a la afectividad y a la intuición el mismo valor que a la racionalidad. El epistemólogo suizo Jean Piaget lo formulaba así: Todo acto, por intelectual que sea, tiene detrás un móvil afectivo
. Mientras que para el biólogo y pedagogo chileno Humberto Maturana el amor es la única emoción capaz de ampliar la inteligencia
.
Cada semana deberíamos celebrar por lo menos un día del amor, para tener así presente que la capacidad de amar es la mejor que tiene el ser humano, y que si educamos a los niños en atmósferas amorosas llegarán a ser adultos sanos y verdaderos; puesto que los tiranos, los asesinos y los traidores poseen corazones que no recibieron suficiente ni verdadero amor en la niñez.
El amor es mucho más que el enamoramiento, el deseo y la carne; es una manera de ser y de darse. El amor es una de las formas de la conciencia en la que anidan la bondad, la compasión, la justicia, la belleza y la alegría. “Si nada nos salva de la muerte –propone Pablo Neruda– al menos que el amor nos salve de la vida”.