En México, la decimoquinta economía más grande del mundo, prácticamente dos de cada tres trabajadores ocupados no tienen acceso a instituciones de salud como parte de sus prestaciones laborales. Y seis de cada 10 se encuentran en una situación vulnerable, por depender su empleo de micronegocios no registrados, el sector informal o la agricultura de subsistencia, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

El panorama salarial no es muy diferente. Prácticamente la mitad de las mujeres y 46 de cada 100 hombres no ganan más de dos salarios mínimos, monto que equivale a 160 pesos por día, insuficiente para adquirir la canasta mínima alimentaria de una familia.

En México el acceso a los servicios de atención a la salud está determinado por la participación en el mercado laboral en el sector formal, puntualizó el Inegi. En ese sentido, expuso que 32.5 millones de la población ocupada, esto es, 62.5 por ciento del total, no tiene acceso a instituciones de salud como parte de una prestación laboral. Únicamente 19.2 millones, 37 por ciento de los ocupados, es derechohabiente de alguna institución de salud.

En vísperas de que, este lunes, se conmemore el Día internacional de la justicia social, el Inegi divulgó estadísticas que dejan ver los pendientes que tiene el país en cuanto a ofrecer oportunidades de empleo productivo y trabajo decente para su población en edad y condición de laborar.

El trabajo decente implica que todas las personas tengan oportunidades para realizar una actividad productiva que aporte un ingreso justo, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias; que ofrezca mejores perspectivas de desarrollo personal y favorezca la integración social, definió el Inegi.

Una de las características del mercado de trabajo en México, país que, de acuerdo con el Banco Mundial es la decimoquinta mayor economía, ha sido la elevada proporción de personas ocupadas en el sector informal de la economía.

La información más reciente disponible arroja que 57.4 por ciento de la población, casi seis de cada 10 ocupados, está en una situación donde son laboralmente vulnerables, mencionó el Inegi. Ello, debido a que laboran en micronegocios no registrados o en el sector informal; son ocupados por cuenta propia en la agricultura de subsistencia o bien son trabajadores sin la protección de la seguridad social y sus servicios son utilizados por unidades económicas registradas.

Una característica importante del trabajo decente es que los trabajadores disfruten de un empleo remunerador, que es un elemento de calidad del trabajo, estableció el Inegi.