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Durango La experiencia de la siembra de amaranto Jesús García Pereyra* y Gabriel Alejandre Iturbide** *Profesor investigador del Instituto Tecnológico del Valle del Guadiana de Durango. La línea de investigación es en transferencia de tecnología en la siembra, cosecha e industrialización de cultivos a base de amaranto, avena, frijol y maíz. **Doctor en Ciencias Agrícolas, orientación Mejora genética de plantas, Facultad de Agronomía, UANL [email protected]; [email protected] El norte de México, con más de 40 millones de hectáreas de semidesierto, es un lugar que, aun con las condiciones adversas para producir alimentos, genera 70 por ciento de los granos que se consumen en el país. Aquí el paradigma productivo de maíz y frijol está cambiando a otros de mayor precio en el mercado y de mayor calidad nutritiva. Así, en este siglo cultivos como el amaranto, la chía, linaza y otros granos pequeños en siembras extensivas ya son una alternativa rentable de producción por los agricultores, quienes están adoptando la tecnología de siembra, y también de cosecha e industrialización. Y en pequeños talleres se embolsan mezclas de chía con linaza, amaranto con nopal deshidratado, alpiste con avena…; se produce y comercializa harinas de amaranto con diferentes especies de chiles deshidratados y se produce moles artesanales y salsas picantes en polvos con larga vida de anaquel y también en forma de pasta. Así, micro empresas como Mole Ultrarrápido El Durangueño y Bionutri, esta última especializada en salsas picantes a base de amaranto, aprovechan la existencia de siembras extensivas –de más de diez mil hectáreas tan sólo en Durango– de chiles de diferentes variedades. Los secan en forma artesanal, con lo cual les confieren un sabor único y con todas las propiedades nutritivas que se concentran en la placenta, y los están comercializando ya en el mercado regional de manera exitosa. Esto es sólo una muestra de el uso de granos pequeños como el amaranto; los agricultores los ven con buenas perspectivas para su siembra comercial, ya que su venta es asegurada a un precio justo y ofrecen mayor rentabilidad que el maíz y el frijol cuyas cosechas enfrentan cada año el riesgo de quedarse en bodega, dada la sobreoferta a escala nacional y cuyo precio está sujeto a los vaivenes de los mercados internacionales y bolsas de futuro de cereales. Fue en 1994 cuando iniciaron los experimentos de la siembra y adaptabilidad de variedades de amaranto en el estado de Durango, pero ya desde la década de los 80’s el Instituto Politécnico Nacional (IPN), con su investigador Gabriel Alejandre Iturbide, había realizado estudios de introducción del amaranto como cultivo en el estado, en la localidad de Vicente Guerrero, ubicada a cien kilómetros de la capital duranguense.
Por los antecedentes de conocimiento de la semilla, siembra y cosecha se solicitó asesoría para los diferentes tipos de semillas que pudieran adaptarse en los suelos y climas del norte de México, primero para siembra experimental, y luego, con base en resultados de producción, extensiva, para que pudiera introducirse como cultivo promisorio para los agricultores y así darle un uso potencial al grano, pero también al forraje como fuente de proteínas para la alimentación animal. Se realizaron estudios de adaptación de variedades centrándose en dos especies, que por sus antecedentes son las que mejor se adaptan a las latitudes/altitudes de Durango: Amaranthus hypochondriacus y cruentus. La primera sembrada con éxito en los valles centrales de México, donde el clima es húmedo templado y con alturas de mil 800 a dos mil 500 metros sobre el nivel del mar (msnm), características similares imperantes en algunas localidades de la sierra y valles del estado de Durango, como Poanas, Vicente Guerrero, Nombre de Dios, Canatlán, San Dimas y Pueblo Nuevo. La segunda especie está catalogada para su siembra en climas secos y calientes, semi tropicales pero con altitudes de 300 a mil msnm, propias para algunas localidades del estado de Durango, como la región baja del Mezquital, Canelas y en microclimas como La Constancia y Berros en el municipio de Nombre de Dios. Por su rendimiento de grano y por su alta adaptabilidad, el genotipo 653 de Amaranthus hypochondriacus fue el de mayor estabilidad en las tres estaciones experimentales de los municipios de Durango: Valle del Guadiana, Canatlán y Poanas, obteniéndose bajo el sistema de siembra a chorrillo sin riegos, sólo con la aplicación de 50 kilos por hectárea de fertilización química a base de difosfato de amonio como fuente de nitrógeno y fósforo, sin uso de herbicidas ni insecticidas ya que la presencia de plagas fue nula, con rendimientos probados de 2.5 a tres toneladas por hectárea y con cosecha con máquina combinada adaptada con cribas para granos pequeños.
En estas localidades la especie de Amaranthus cruentus presentó un buen rendimiento de forraje verde superior a las 80 toneladas por hectárea, esto es 20 por ciento superior al forraje obtenido con la siembra de maíz forrajero, que el agricultor realiza con la siembra de semillas mejoradas y con uso de mucha fertilización química. En estos ambientes el amaranto requiere al menos mil 600 unidades calor para llegar a la madurez comercial, lo cual se logró sembrando en el mes de junio y cosechando en el mes de noviembre. La precipitación promedio en estas regiones es de 350 a 500 milímetros de lluvia, con agosto y septiembre siendo los de mayor presencia de lluvia. Los análisis de la calidad forrajera se centraron en la cantidad de proteína, que presentaba valores de 193 gramos por kilo, muy similar a la cantidad de proteína del forraje girasol, el cual es empleado como fuente de proteína para alimentación animal. Los altos valores de fibra detergente neutra y ácida de 252 y 472 gramos por kilo en el forraje de amaranto fueron más altos que la cantidad encontrada en forrajes tradicionales como alfalfa, sorgo y maíz, lo que aún podía ser una limitante para su uso como alimento forrajero, principalmente para animales poligástricos para producción de leche y carne.
En 1998 se introdujo el amaranto en la región del noreste de México, específicamente en la localidad de Marín y el Crucero de Santa María, ubicadas a 600 msnm, y en la Ascensión, en el municipio de Aramberri, Nuevo León. Esta última región está situada a mil 960 msnm, con altitud y climas muy similares a la localidad del Valle del Guadiana, en Durango, por lo que los experimentos se centraron en adaptar las especies de amaranto de la variedad hypochondriacus. Debido a la falta de lluvia de manera regular, en las dos primeras localidades se adaptó el cultivo a las condiciones de secano, con la ventaja de realizar dos siembras en el mismo año, la primera en el mes de marzo con cosecha en junio, para aprovechar las lluvias que en marzo y abril ocurren en cantidades menores a 200 milímetros. En estas localidades, la especie de Amaranthus cruentus presentó la mejor adaptación para la producción de forraje verde en cantidades superiores a 60 toneladas por hectárea con duración de siembra a cosecha de 90 días y con rendimientos de grano de 500 kilos por hectárea, y una buena calidad forrajera en proteína del 12 al 16 por ciento en el follaje como alternativa para la alimentación de cabras, ganado caballar, conejos y otros. En la región central de Nuevo León, en los municipios de Cerralvo, Doctor Gonzales e Higueras, tienen esa actividad productiva ganadera. La segunda fecha de siembra en las mismas localidades era julio para cosechar en diciembre, pero con escurrimientos mayores a los 300 milímetros de lluvia, siempre las siembras se sincronizaron a la fecha de aparición y cierre de lluvias en las regiones de siembra. Se realizaron estudios para ver el grado de digestibilidad en las especies de ganado mencionadas, y no se encontraron problemas de digestión; se observaron ganancias diarias en peso, pero con una mezcla con otros suplementos forrajeros principalmente a base de harinolina y salvado.
En este contexto se han sumado otras instituciones de investigación como el Instituto Tecnológico Superior de los Llanos, localizado en el municipio de Guadalupe Victoria, Durango, las cuales se dedican al diseño de maquinaria agrícola y tienen ya a disposición para su venta a los productores maquinaria para cosecha y limpieza del grano desde una pequeña parcela hasta grandes extensiones. Estas instituciones tienen siembras de al menos 30 hectáreas en las localidades de Antonio Amaro, Guadalupe Victoria y Cuauhtémoc, en la misma región que están viendo como una alternativa de producción para sustituir al menos en 20 por ciento la siembra de granos como el frijol, que cada año presenta en la región serios problemas de comercialización. En Durango, en la región del Valle del Guadiana, pequeños productores ya están sembrando y comercializando semilla de amaranto, aunque el reto es convencer a las autoridades gubernamentales para que adopten la semilla de amaranto como una política alimentaria de estado y que sea consumido en los desayunos escolares en sus diferentes formas como palanquetas, galletas, mazapanes y otros. Sólo así se puede enfrentar los problemas de obesidad y enfermedades crónico degenerativas, las cuales van en ascenso debido a una mala alimentación y al alto consumo calórico en la dieta de la población en México.
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