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Origen de la alegría en el México colonial Rodrigo Meiners Mandujano [email protected] Un elemento que parece irrefutable respecto al nombre alegría que es dado al dulce y la planta del amaranto en México, y ya alertado por Morán (2012), es la relación con el ajonjolí. Pues a la semilla de ajonjolí se le atribuye como sinónimo desde el siglo XIII, específicamente en el ilustre Libro de la agricultura del hispano-musulmánAben Mohamed Ben Ahmed Ebn El Awam,escrito en árabe, y que fuera traducido al castellano en el siglo XVIII por el presbítero Josef Banqueri. En dicha traducción se lee cuando se refiere a la planta del ajonjolí: “o alegría, sembrado en tierra húmeda de islas o campos cultivados, tiene muy buena vegetación”. En el mencionado libro se dice que proviene de África y como centro secundario la India, con su denominación jónjoli, del que proviene el nombre actual. Los árabes lo llevaron a España como cultivo de veraniego, en cultivos tempranos o tardíos, según la necesidad del agricultor. En el real diccionario de la lengua española del siglo XVIII (1726: 191), corresponde también el mismo sinónimo de alegría. En ese diccionario antiguo se apunta que alegría (ajonjolí o sésamo) se le denomina a su vez a la semilla, a la planta, y a los dulces preparados de la semilla, y se señala: “muéganos hechos de la semilla dicha alegría: [y relata textualmente que] son como una masa de turrón hecha con miel tostada, o subida mucho de punto, y luego cortada en tabletas delgadas del grueso de medio dedo”. Una versión más moderna de este mismo diccionario (1820: 48) no es diferente, adhiriendo que tanto la planta como la semilla (Sesamum indicum) poseen dos sinónimos en España que son: sésamo y alegría. En el sistema general de aduanas de la monarquía española se coloca también de alegría como sinónimo de ajonjolí. Aunque el término alegría ha entrado en desuso en España, actualmente denominándolo como sésamo y ajonjolí.
La práctica de confeccionar estos dulces, de esa manera, relatada en el diccionario persiste en México, pero preparada con el amaranto. El dulce de alegría, anteriormente fabricado con ajonjolí para el caso español, sería ahora realizado con el grano del amaranto en México, antiguamente consumido como quelite, tortillas, tamales y como el tzoalli ritual y otras mezclas y preparaciones. En nuestro estudio colocamos que el término “alegría” se adjudica (como ya se ha reiterado) al dulce hecho de la semilla reventada aglutinada en una barra con piloncillo y miel. Esta denominación incluso se extendió para la planta. Según la historia oral del poblado de Tulyehualco, en la delegación Xochimilco, durante la Colonia comenzó a fabricarse el dulce en la Nueva España por el influyente Fray Martín Valencia (1473-1534), y en donde ha permanecido tal tradición de confeccionar el dulce (Ortíz, 1997 apud Morán, 2012: 22). Esa historia cuenta que los indígenas, al probar el alimento elaborado por el fraile, “empezaron a bailar y cantar de alegría”. Otra versión relaciona que las semillas del huauhtli, al ser reventadas por medio del calor, “saltaban de alegría”. Estas dos versiones aparecen continuamente en la bibliografía más general y la historia oral de aquel pueblo, que es muestra también de la permanencia secular de este importante alimento. Así, la mención más antigua que se tiene registro para el caso de México de la palabra alegría apud Sauer (1950: 632) está datada en el año de 1777, donde un autor anónimo escribe su presencia, forma de preparo y consumo (ya incluyendo la mezcla en el pan), como cultivo únicamente en “Barrancas templadas”, posiblemente en nuestra Amatzinac, donde, “por Agosto, pero solo en las Barrancas templadas, siembran una simiente, que en la Nueva España nombran alegría, y los tarahumares nombran oguigui. Es a manera de ajonjolí aunque mas menuda y redonda, tostada revienta y crece mucho, y es de mui buen gusto, se cosecha en Noviembre […] De la alegría tostada, o comen seca, o la hacen bebida moliéndola con agua […] Delas ojas delos bledos, que naturalmente nacen muchos, comen los indios crudas, o cocidas, y también hacen bebida molida con agua, o solas, o revolviendoles maíz tostado […] De las semillas delos dichos bledos que son de dos maneras, blanco y encarnado, y al blanco llaman temevali, y al encarnado chullaca, hacen pan, o comen tostada, o hacen bebida”.
Sauer J, en su artículo sobre los amarantos en Estados Unidos (1950: 414), hace mención a la obra de Ruxton (1861), sobre los indígenas norteamericanos en la región de Socorro, en Nuevo México, en donde relata que en estos grupos “los rostros de las mujeres se teñían con el jugo de color rojo vivo de una planta llamada alegría”. Lo anterior indica la popularización de tal término y su uso en lugares como Estados Unidos desde mediados del siglo XIX. Es casi irrefutable que el nombre alegría fue transferido a los amarantos por la similitud en cierta manera de la semilla, pero en particular sobre la preparación del dulce y la capacidad de preparar los “muéganos” con el huauhtli sagrado o profano. Esta preparación será la predominante y más ampliamente difundida con el paso del tiempo en México. Otra relación muy interesante entre el nombre alegría y el amaranto es la investigación realizada por Soriano (1999: 2014) y que muy probablemente tenga que ver con la denominación de alegría, y es que se ha documentado la presencia del aminoácido esencial triptófano en la semilla de amaranto (también presente en importantes concentraciones en el ajonjolí), el cual ayuda a sintetizar la serotonina. El estudio demuestra funciones antidepresivas de la semilla. Incluso el mencionado investigador desarrolló un antidepresivo en forma de cápsulas para tratar afectaciones causadas por la depresión a base de esta semilla. Quizá esa relación entre el ajonjolí y el huauhtli tenga en el fondo también una explicación bioquímica.
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