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Oaxaca Experiencia con la adopción o Pete Noll Maestro en Gestión y Políticas Públicas por la Universidad Carnegie Mellon. Es director de Puente a la Salud Comunitaria, AC, donde ha colaborado desde 2009. Ha presidido en dos ocasiones el Instituto de Amaranto, con sede en Estados Unidos. [email protected]
¿Sabías que el amaranto (llamado huautli en náhuatl) tuvo una larga historia en Mesoamérica, de más de cuatro mil años, y ya casi desapareció? Hay en curso varias investigaciones sobre los motivos y escenarios de lo sucedido. Independientemente de ello, queda clara la inquietud por reintroducir este cultivo en el campo mexicano. Puente a la Salud Comunitaria, AC inició la tarea de contribuir al rescate de este cultivo endémico en la región y de promover su adopción en los sistemas de producción, en la dieta cotidiana y en el sistema alimentario como una manera de atender la desproporcionada desnutrición en Oaxaca. ¿Cómo entendemos la adopción o el rescate del amaranto? No se trata de sustituir o aplastar la dieta tradicional ni los sistemas actuales de la milpa en las comunidades oaxaqueñas. Al contrario, se pretende contribuir a la diversificación del campo, la alimentación y las alternativas dentro de un concepto de la economía social. En los Códices Florentinos se puede apreciar la presencia del frijol, maíz y amaranto juntos, además de la representación del proceso de cosecha y selección del amaranto. Reconocemos que hay muchas tradiciones, culturas, lenguas y prácticas que se están perdiendo o, aún peor, que ya se han perdido. También nos damos cuenta del gran esfuerzo que diversas organizaciones hacen para revertir esa tendencia dañina. Subrayan el valor de estos cultivos y las prácticas antiguas; buscan preservarlos y mantenerlos disponibles para las futuras generaciones. En el caso de Puente, hemos enfocado nuestra labor a propiciar el manejo integral del amaranto; es decir, promovemos el cultivo, el consumo, la transformación y la comercialización del amaranto a escala comunitaria y regional. La organización brinda talleres y asistencia técnica sobre manejo agroecológico del amaranto, cocina saludable, campamentos de la nutrición, economía social y comercialización de los excedentes en más de 30 comunidades de la Mixteca Alta y Valles Centrales del estado de Oaxaca. Asimismo, apostamos por los procesos participativos y sociales, los cuales posibilitan que las comunidades tengan voz, generen propuestas y sean autónomos en su toma de decisiones, si es que buscan adoptar el amaranto. Como dice don Armando García Rojas, agricultor de la región Etla: “Este cultivo [el amaranto] está sirviendo como lazo de unión entre nuestras comunidades y los productores, porque todos ponemos el conocimiento y las experiencias que cada uno va adquiriendo en el cultivo de esta planta.” Otro aspecto fundamental de la adopción del amaranto es el contexto oaxaqueño con sus contrastes, pero más que nada con la riqueza que encarnan la biodiversidad, las culturas, las formas de auto-organización, su cosmovisión y la forma en que los seres humanos se relacionan con la naturaleza. Los pequeños productores siguen siendo responsables de 39 por ciento de la producción agropecuaria nacional y generan tres de cada cuatro empleos en el campo. Puente ha buscado respetar y aprender sobre estos aspectos, reconociendo y enfrentando a su vez las influencias externas sistemáticas que exigen y fuerzan las formas históricas de las comunidades del medio rural. A mediados de los años 90’s del siglo pasado, el Centro de Desarrollo Comunitario Centeotl, AC impulsó un proceso de promoción del amaranto en Zimatlán, en la región de los Valles Centrales; no obstante, para 2003, cuando nació Puente a la Salud Comunitaria, el amaranto seguía siendo poco conocido entre la población oaxaqueña. Cuatro años después, el contacto con el doctor Benito Manrique de Lara, impulsor de la experiencia de San Miguel de Proyectos Agropecuarios, SPR de RL –ubicado en la comunidad de Huixcazdhá, en el estado de Hidalgo–, propició una estrecha colaboración que resultó fundamental para la evolución de Puente, tanto en el enriquecimiento del proceso de aprendizaje como en el desarrollo y la adopción de una tecnología apropiada al contexto del medio rural: la mini-reventadora de amaranto. Como asociación civil, En Puente actualmente estamos promoviendo un modelo integral del amaranto, que inicia con su producción, utilizando métodos agroecológicos a pequeña escala, a fin de crear oportunidades económicas y ambientales para las familias campesinas, y al mismo tiempo incorporamos la educación nutricional por medio de talleres sobre la buena nutrición, la cocina saludable y el acceso a alimentos locales y nutritivos. De esta manera, las familias, en sus comunidades, mejoran su salud al modificar hábitos de alimentación. A partir de la cosecha, la familia campesina puede vender su amaranto con un valor agregado, organizándose por medio de microempresas y en redes regionales de amaranto a fin de tener mayor acceso a la tecnología y a los mercados regionales, lo que redunda en beneficios económicos y sociales para los participantes. Por último, Puente reconoce la complejidad del sistema alimentario actual y por tanto busca fomentar alianzas estratégicas e influir positivamente en las políticas públicas relacionadas con nuestras áreas prioritarias. Por medio de campañas de comunicación y difusión en las comunidades, creamos conciencia sobre el potencial del amaranto en los diferentes niveles del sistema alimentario. Uno de los resultados más destacados ha sido la evolución del Día del Amaranto en Oaxaca, el cual nació hace nueve años como una feria para celebrar los esfuerzos de las comunidades y sus cosechas de este cultivo. En los años recientes, se ha logrado preparar la tlayuda con amaranto más grande del mundo, así como disfrutar de la participación de personas destacadas de México, como el astronauta Rodolfo Neri Vela y el historiador Lorenzo Meyer, entre otras personalidades, y de la congregación de más de diez mil personas en la ciudad de Oaxaca. De una sola semilla de amaranto pueden reproducirse 60 mil semillas por planta. De la misma manera, esperamos que las comunidades vuelvan a ser los protagonistas de esta especie histórica y con ello contribuyan a la soberanía alimentaria y al bienestar de las familias oaxaqueñas. Ojalá esta experiencia pudiera motivar a otros estados y países a adoptar nuestro enfoque a sus contextos y realidades, para así rescatar el cultivo del amaranto de manera integral.
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