Aumentos demuestran el fracaso de la reforma en la materia
Miércoles 28 de diciembre de 2016, p. 10
El cierre y desmantelamiento de las refinerías del país es lo que ha puesto al país en la encrucijada del incremento a las gasolinas y el desabasto. Dicho aumento demuestra además el fracaso de la reforma energética
y que el gobierno del presidente Enrique Peña pasará a la historia por ser en el que se perdió definitivamente la soberanía energética.
La Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas Petroleros (Untpp) señaló lo anterior luego de hacer un recuento de los errores
recientes que llevaron al país a esta situación de altos precios internos de los combustibles, y detalló que el principal es que se acabó con las refinerías.
Tan sólo en octubre pasado Petróleos Mexicanos (Pemex) determinó sacar de operación cinco plantas de la refinería Riama de Salamanca, productora de las gasolinas Premiun y Magna, Ultra Bajo Azufre (UBA), diésel, turbosina y asfalto; mientras en noviembre la empresa determinó el cierre definitivo
de otra planta del Complejo Petroquímico Morelos, productora de petroquímicos.
Sin embargo, las refinerías de Pemex no son chatarra, tienen tecnología de vanguardia y tres de ellas acaban de ser reconfiguradas, pero la falta de mantenimiento y el que no se les proporcione materia prima suficiente para producir más gasolinas y otros destilados es producto de la reforma
y de la poca visión de los funcionarios de la empresa, cuyas acciones están afectado a todo el pueblo de México, indicó la Untpp.
También expuso que la empresa está acelerando el proceso de desmantelamiento del capital técnico y de los bienes de la misma.
Otro error
de Pemex es que puso a la venta plantas de los complejos petroquímicos de Escolín, en Poza Rica, Veracruz; de la refinería Miguel Hidalgo, en Tula; del complejo procesador de gas en Reynosa, Tamaulipas, entre otros. Es decir, está acabando con las refinerías y petroquímicas, sin importarle el abasto para el pueblo.
Los directivos han preferido malbaratar esta gran industria e importar gasolinas, pero sobre todo mentirle al pueblo respecto de una reforma que sólo está llevando al país a que pierda la soberanía energética, a que quede la riqueza petrolera en manos privadas, sobre todo extranjeras.
Abrió, dijo, las puertas para el regreso de las trasnacionales y empobrecerá más a los mexicanos.