América, el mejor de la Concacaf, quedó en su real nivel
uy lejos de la UEFA y por debajo de la Conmebol. El América, campeón de la Concacaf, ni siquiera pudo igualar el tercer lugar logrado por Necaxa o Monterrey en un Mundial de Clubes. Las palabras de Ricardo La Volpe se deprecian, su discurso hueco suena a pretexto. La vez anterior el equipo salió humillado del torneo, pero en 2016 tuvo un nuevo e incuestionable fracaso.
Las Águilas ya vuelan de regreso y el único tesoro que traen en la valija son las selfies con los astros del Real Madrid. Se extingue el año del centenario y no pudieron ganar la Copa Mx, ni el Clausura y menos el Mundial de Clubes. El único cetro conquistado en el año en que los amarillos esperaban bañarse de gloria, el del rey de la Concacaf, se acaba de devaluar en Japón con ese cuarto lugar. Sólo eran seis competidores.
A La Volpe le resta ir a la caza del título Apertura 2016, pero antes de disputarlo frente a Tigres deberá eliminar a otro enemigo: el cansancio tras el largo viaje. Al final sí afectó la ventilación anticipada de las altas y bajas, y si no, entonces en qué estaba pensando Osvaldo Martínez cuando falló el penal, tal vez en Santos Laguna, su próximo equipo, o en lo mal que se llevó siempre con el técnico.
De relieve quedó la contradicción de los que manejan el futbol mexicano. Salieron de la Copa Libertadores con el argumento de que debían dar prioridad a la Liga Mx; sin embargo, botaron todo en el umbral de la final con tal de que el América fuera a Japón en aras de una quimérica revancha. Es el equipo de la hoy cuestionada Televisa, acusada de sobornos para tener los derechos de transmisión de los siguientes cuatro mundiales en varios países de Sudamérica.
Ahora toca recalentar el ambiente, el público de las Águilas deberá superar el desencanto y en la final ver con ojos tristes a Moi Muñoz, a Osvaldito, Ventura Alvarado y tal vez a Michael Arroyo, todos esos que tienen un pie fuera del nido. Lo de Muñoz sabe a injusticia, fue un héroe en la conquista del título ante Cruz Azul, es uno de los mejores porteros... pero a La Volpe no le gusta su físico y ese es su gran pecado.
Tigres vio el Mundial de Clubes con el enojo contenido. El estratega Ricardo Ferretti habló con resignación mal disimulada, porque la pausa le fastidió los planes, la pretemporada, las vacaciones, todo. Pero llegó la final y es la hora de dar cauce sobre la cancha a toda esa rabia, la estrategia está lista y la escuadra de la Universidad Autónoma de Nuevo León es la favorita al cetro, porque a lo largo del torneo fue mejor que América y cerrará en el Volcán.
La casa está boca abajo. El martes se canceló la inauguración del nuevo edificio de la Federación Mexicana de Futbol, en medio del escándalo por una multa de casi 80 millones de pesos determinada por el Servicio de Administración Tributaria. La voracidad invadió a los federativos, que rumbo al Mundial de 2010 estaban muy nerviosos porque por un lado les llovían patrocinadores, pero por otro se puso el boleto en jaque tras una mala gestión de Enrique Meza.
Contrataron por segunda vez al técnico Javier Aguirre, quien enseguida notó la abundancia, prestó su imagen hasta para promocionales, pero cobró como los buenos, al grado de que los federativos, con Justino Compeán a la cabeza, se sintieron molestos y defraudados. El Vasco les dio la puntilla porque se contrató para dirigir en Europa cuando ni siquiera había terminaba la Copa del Mundo de Sudáfrica.
El fichaje bomba hacia el torneo Clausura 2017 hasta el momento no es un jugador, sino la llegada del ibérico Paco Jémez, quien no ha ganado nada, pero para hablar y prometer se pinta solo; falta ver lo más importante: su desempeño en el banquillo. Se da por hecho que la directiva del Cruz Azul le tendrá máxima paciencia, esa que es incapaz de conceder a los estrategas nacionales.
Entre lo más sonado está el pase de Agustín Marchesín, de Santos al América, y la transferencia de Rodolfo Pizarro, de Pachuca a Chivas. El Rebaño cocina algo importante, de acuerdo con lo dicho por Matías Almeyda, quien ha prometido dejar un equipo histórico
. Pumas es una incógnita, cada vez se desmantela más y no se ve que llegue alguien de peso.
Los Rayos del Necaxa observarán desde la comodidad de su colchón de 26 puntos la encarnizada lucha por evitar el descenso. Morelia y Veracruz se han armado con infinidad de jugadores, Carlos López Chargoy no pudo con el paquete y colgó el letrero de se vende
a los Jaguares, mientras el otro equipo de la familia, el Puebla, también se debate para evitar la quema.