Camiones doble remolque: la muerte tiene permiso
n estos días que se recuerda a los fieles difuntos, hay que señalar que la muerte tiene permiso en las carreteras de México. A diferencia de otros países, el gobierno permite que circulen camiones de doble remolque con condiciones mínimas de seguridad. Esto se debe, por un lado, a la debilidad y corrupción en las instituciones públicas y, por otro, a la presión que ejercen empresas como refresqueras, cerveceras, automotrices y cementeras que, por ahorrarse unos pesos, subordinan el valor de la vida a sus intereses económicos.
Existe una ley incontrovertible para la circulación de vehículos: entre más peso y mayores dimensiones, más peligro de accidentes y muertes en las carreteras. Se podría pensar que si aumenta el peso o la dimensión de un camión 10 por ciento, el riesgo de accidentes sube en la misma proporción, pero resulta que el riesgo aumenta exponencialmente y un camión que excede pesos y dimensiones puede ser 32 veces más peligroso que cualquier otro vehículo.
De acuerdo con datos del Inegi y del Instituto Mexicano del Transporte, los camiones doble remolque están involucrados en 60 por ciento de accidentes en los que participan transportes de carga. Si tomamos en cuenta que sólo 6 por ciento del transporte de carga es de doble remolque, el porcentaje de accidentes generados por estos camiones está fuera de toda proporción.
Las empresas transportistas están a favor de que no circulen camiones de doble remolque, porque ponen en riesgo a su personal y a sus transportes. Quienes se oponen al cambio de reglas son los miembros de la Concamin, cuyo presidente es Manuel Herrera Vega y, en especial, la Comisión de Transporte de dicha organización, bajo el mando de José Luis Fuentes Pochat. Estos dos personajes minimizan las muertes generadas por los doble remolque y, para desviar el tema, hablan de medidas integrales para mejorar la seguridad vial
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La realidad es que estos personajes no sólo ponen en riesgo la vida de miles de personas, sino que provocan un fuerte deterioro de las vías de comunicación y afectan el turismo y el comercio, en la medida en que la gente no quiere viajar por carretera, entre otras cosas, por el riesgo que representan los dobles remolque.
Esperemos que el gobierno ahora sí tome cartas en el asunto.