Sociedad y Justicia
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Ganadores de concurso narran carencias

Llaman niños a preservar las lenguas originarias
 
Periódico La Jornada
Viernes 21 de octubre de 2016, p. 37

Alumnos y maestros de educación indígena destacaron la importancia de preservar las lenguas originarias, tras reconocer que en muchas comunidades ya son muy pocos los que hablan esos idiomas.

Cielo Pluma, alumna de la primaria multigrado de la comunidad 1901, en Tlaxcala, es una de las ganadoras del 17 concurso nacional Las narraciones de niñas y niños indígenas y migrantes, pero a diferencia de sus compañeros, no es hablante nativa de una lengua indígena. Aprendí náhuatl en la primaria y es muy bonito, por eso me gusta.

Junto a ella está Juan, de la comunidad de la Huerta, en Baja California. Es hablante de la lengua kumiai, hoy casi extinta. Recuerda que aprendió de su abuela, una de las pocas habitantes de la comunidad que aún habla el idioma de sus ancestros.

Quiero aprender para enseñar esa lengua cuando tenga mis sobrinos y a mis hijos, cuando sea grande, y no se pierda, porque si no van a desaparecer todas las personas que puedan comunicarse como mi abuela.

En ese acto, organizado en el patio de trabajos de la Secretaría de Educación Pública, su titular, Aurelio Nuño Mayer, reconoció la importancia de que en México se conozcan y valoren las 68 lenguas que hablan más de 14 millones de mexicanos.

Deuda histórica

En entrevista, el funcionario aseguró que la educación es uno de los instrumentos más importantes para saldar la deuda histórica con los pueblos indígenas, pues destacó que si logramos que los niños tengan una buena educación, que sigan avanzando y que además de conservar su lengua materna, se comuniquen en español y otro idioma, seguramente van a tener más herramientas y oportunidades para tener una mejor vida que sus padres.

Sin embargo, algunos de los 50 niños ganadores retratan la realidad en sus narraciones. Jennifer González, hablante del mixteco, escribió una carta en la que cuenta que viene de un lejano pueblo con muy pocas personas, donde hay una pequeña escuela en la que se contaba con poco material para trabajar y los salones se encontraban en muy mal estado, y casi no había sillas donde los niños pudieran sentarse.