Los altavoces resuenan y comunican que el paciente número 666, un enfermo catalogado de muy peligroso, ha escapado; entonces, las piruetas en el balancín, el viaje en monociclo triple y los paseos por el techo cesan de golpe. La música hecha con malabares deja de sonar. Sin embargo, en segundos, el viejo Manicomio de los Horrores regresa a la normalidad.

El centro siquiátrico del siglo XVIII, inspirado en la cinta Atrapado sin salida (1975), dirigida por Milos Forman y protagonizada por Jack Nicholson, y con guiños a Beetlejuice –del cineasta estadunidense Tim Burton–, así como a Alicia en el país de las maravillas –obra literaria de Lewis Carroll–, es la sede del nuevo espectáculo de la compañía española Circo de los Horrores, que desde ayer, y sólo por dos meses, se presentará en el Gran Teatro Moliere.

Considerada una secuela del Circo de los Horrores, en esta ocasión los espectadores podrán disfrutar de números como La majara de las alturas, El malabarista insensato y alterado, Los acróbatas aéreos y Peligrosos escapistas barristas, cuya ejecución continúa “con la misma fórmula: fusionar el teatro –a través de la historia– con el circo más contemporáneo, más duro, más fresco, y también el cabaret, con la interacción salvaje con que tentamos” a la audiencia en cada función, explicó en conferencia de prensa el director artístico Jesús César Suso Silva González.

Para esta puesta en escena en particular, recordó el impacto que le dejó Atrapado sin salida: me quedé sin habla cuando la vi; me encantaban los personajes, la locura, la felicidad. Sobre todo me encantó el hecho de que señores ya muy mayores se sintieran niños otra vez, que a mí me parece la verdadera, sana y maravillosa locura, además de las influencias que tiene de escritores como Edgar Allan Poe, Lovecraft, Lewis Carroll, y de los cineastas Murnau para Nosferatu, y Tim Burton, para Beetlejuice.

Saltos, contorsiones y juegos malabares

El espectáculo, compuesto de acrobacias y saltos, contorsiones y malabares combinados con monólogos, es completamente distinto al del año pasado. Lo único que se mantiene es el personaje de Nosferatu, visto en su realidad: un loco en un siquiátrico”, agregó Suso Silva González, quien detalló que el show fue pensado “casi desde el principio, como una triología, que se inicia con el del Circo de los Horrores, se le da vuelta con Manicomio, y finalmente todo termina con quién mueve los hilos, que es Lucifer, en El Cabaret Maldito”.

En ese espacio siniestro y de alto riesgo que es el Manicomio de los Horrores conviven en escena excéntricos, inestables y peligrosos personajes, interpretados por casi 40 artistas de una veintena de naciones, entre ellas Ucrania, Bielorrusia e Italia, y a los cuales se incorporaron tres mexicanos, para dar unas cuantas pinceladas de humor local y “sacar al público esa sana locura que todos tenemos dentro.

Nuestra locura es la de locos actores, locos artistas, locos malabaristas, detalló el director, quien explicó que el espectáculo es muy respetuoso de cualquier enfermedad mental y en ningún momento vamos a hacer ningún juego al respecto; mientras, el productor general, Rafael González, se refirió al show como pura ficción.

La puesta en escena es parte de una nueva corriente del circo contemporáneo, que tiene una carga dramática más fuerte, un hilo conductor (historia) y personajes más potentes, en el que hay mucha interacción y humor adulto”, comentó Suso Silva, para quien en este tipo de espectáculos ha abierto las puertas a actores y artistas, que en otros tiempos querían hacer circo, pero era muy difícil acceder, (pues) antes se reducía casi a las familias circenses y contribuyen para que el público joven vea que el circo se puede hacer de otra manera.

El Manicomio de los Horrores tendrá funciones de miércoles a domingo, los sábados dos funciones, hasta el 4 de diciembre en la Ciudad de México y también tendrá presentaciones en Guadalajara, en diciembre.