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Se prevé una baja participación del electorado el día 18, lo que beneficia al oficialismo

Rusia se prepara para la renovación de la Duma
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 6 de septiembre de 2016, p. 23

Moscú.

Concluido el receso veraniego, los rusos se encuentran con la novedad de que en menos de dos semanas, el domingo 18 de septiembre, están convocados a las urnas para elegir la nueva composición de la Duma, o cámara baja del Parlamento federal, en una votación que –para la mayoría de los ciudadanos con derecho a voto, según encuestas recientes– nada cambiará.

No es que no hayan avisado con el debido tiempo a los votantes. Simplemente, la campaña electoral carece del más mínimo interés, pues nunca devino escenario de confrontación de ideas y propuestas. Ausente el debate, se tornó monótono requisito para legitimar un resultado amoldado, cual dócil plastilina, con todos los recursos –televisión, en primer término– al servicio de la élite gobernante.

Sin embargo, aunque desde ahora puede proclamarse la victoria de los oficialistas, no serán unas elecciones iguales a las anteriores por varias razones que conviene enumerar:

Adelanto de fecha de votación. Por primera vez, las elecciones legislativas no tendrán lugar en diciembre, sino en septiembre, con lo cual la campaña electoral coincidió con la pausa estival y augura que habrá una participación más baja en las urnas, lo que beneficia al partido oficialista.

Cambio de reglas de elección. No todos los diputados serán elegidos por listas de partido: ahora, la mitad de los 450 legisladores lo serán conforme al método anterior y la otra luchará por los escaños en distritos uninominales, 225 de votación directa, lo cual, aun con dificultades, abre la puerta para que ingresen a la Duma opositores de verdad, algo prácticamente impensable en el modelo anterior.

Baja la barrera para acceder a los escaños. No obstante que se redujo de 7 a 5 por ciento el umbral de votación para tener derecho al reparto de las curules plurinominales, no habrá más bancadas en la nueva Duma que las que hubo en la anterior: el oficialista Rusia Unida, seguido del Partido Comunista de Rusia, Rusia Justa y el Partido Liberal Democrático. Habrá en cambio, hasta 14 partidos inscritos en las boletas, muchos de los cuales sólo buscan dispersar el voto y restar apoyos a los rivales del Kremlin.

Fin a la mayoría constitucional de dos tercios. Si bien los llamados opositores moderados –en realidad, adversarios formales porque siempre terminan votando como conviene a las autoridades– tendrán derecho a formar bancadas por listas de partido, el gran vencedor, el oficialista Rusia Unida, conseguirá un margen más estrecho para aprobar las leyes dictadas desde el Kremlin, pero la Duma, sin lugar a dudas, ya no será una impresora desbocada, mote que se ganó en la anterior legislatura.

Más voces discordantes. La nueva composición de la Duma, a pesar de que los partidos de oposición no podrán superar la barrera que permite acceder al reparto de los escaños plurinominales, a diferencia de la anterior legislatura –con sólo tres diputados que, expulsados dos con pretextos ridículos, terminaron siendo un voto en contra–, tendrá un mayor número de legisladores inconformes con la política del Kremlin.

Un juez diferente. Con el retiro del mago Vladimir Churov, apodo que él mismo se asignó, la Comisión Central Electoral, la máxima instancia responsable de la legalidad en los comicios, tiene una nueva titular, Ela Panfilova, que no es vieja amiga del presidente Putin, sino llega al cargo tras una larga trayectoria como activista de los derechos humanos. Habrá que ver si, ante situaciones dudosas, la dejan actuar de acuerdo con sus convicciones.

Menos irregularidades, más desigualdad. Es obvio que en estas elecciones habrá menos carruseles, urnas embarazadas y demás recursos usados en elecciones anteriores, pero al mismo tiempo los adversarios del Kremlin son neutralizados antes de obtener su registro como candidatos a diputados con diferentes pretextos o, si lo logran, se minimiza su presencia en los medios o son blanco de demoledoras campañas de desprestigio. También se establecieron serias limitaciones para la labor de los observadores, poniendo en entredicho la transparencia de la votación.

Con todo, el domingo 18 de septiembre los rusos tienen cita para votar y renovar la Duma.