Más allá de ser un elefante blanco, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) es una fábrica de trabajadores pobres, cuya tarea deteriora el poder adquisitivo de los mexicanos, además de que pone freno de mano a la economía, señalaron especialistas en el tema, al presentar la Evaluación ciudadana del organismo.

Los expertos indicaron que de acuerdo con la más reciente revisión de la cuenta pública efectuada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), la Conasami mandó realizar 144 estudios con un costo de 540 millones de pesos, sin que ninguno de ellos sirva para definir una metodología para que aumenten los mínimos en el presente año.

En la evaluación, los ponentes exigieron a Basilio Gónzalez Núñez, presidente del organismo, que rinda cuentas de su actuación pública al frente de esta institución. Esto, dado que México es el único país de América Latina que no ha emprendido una política de recuperación salarial en los 15 años recientes; mientras el ingreso de más de 30 millones de mexicanos, tuvo una caída de 27.4 por ciento en una década.

Recordaron que desde 2014 surgió una demanda social para que se fijara un aumento emergente a los mínimos, y el organismo creó una comisión especial que ofrecería soluciones en seis meses, y dos años después no ha habido una respuesta válida. Cuestionaron: ¿por qué la Conasami sigue existiendo, y cuál es el fundamento para seguir pagando un presupuesto millonario a un organismo que viola la Constitución y los derechos humanos de los ­trabajadores?

El economista y ex asesor de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe Juan Carlos Moreno sostuvo que en esta comisión, cada año se fija el aumento al mínimo por decreto, y de acuerdo con argumentos inverosímiles, ya que supuestamente no se incrementan estos sueldos porque habría inflación, pero si se elevan las gasolinas, la luz, el gas, o hay devaluación, entonces no se habla de que esto es inflacionario.