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Con el reconocimiento, el abanico de lenguas romances queda cubierto, según Raúl Padilla

Premio FIL a Norman Manea, prueba de que mi obra va más allá de las fronteras

Mi vida y mi trabajo acentúan el sufrimiento marcado por la tenacidad, vitalidad y resiliencia, dijo el galardonado vía telefónica

La entrega se realizará el 26 de noviembre

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El rumano Norman Manea, quien se dice cercano a la literatura argentinaFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 30 de agosto de 2016, p. 8

Guadalajara, Jal.

Con la designación de Norman Manea (Bucovina, Rumania, 1936) como ganador del premio de literatura que otorga la Feria Internacional del Libro (FIL) 2016, el abanico de lenguas romances queda cubierto, ya que cada año reconoce la trayectoria de los escritores más selectos en español, portugués, italiano, francés y rumano.

Ya están todas (las lenguas romances) cubiertas. Aunque ha habido escritores catalanes, como Juan Marsé, que ya lo ganaron, no ha habido hasta ahora uno que se exprese en catalán o gallego. Pero de las lenguas con más presencia, todas han sido cubiertas, señaló el presidente de la FIL de Guadalajara, Raúl Padilla López.

Entrevistado tras dar a conocer el fallo en favor de Manea, Padilla agregó que contar con un galardonado en lengua rumana era lo que se buscaba para completar así las cinco a las que se circunscribe el premio FIL.

Presten atención, es un gran escritor. En Europa es considerado entre los 10 grandes autores; lleva años radicando en Nueva York, pero es un literato universal, que ha sido difundido a muchas lenguas, no muy conocido en México, pero un gran autor en rumano, señaló.

Manea dijo vía teléfonica que buena parte de su obra se centra en los anhelos de paz, esperanza, goce y disfrute que espera cualquier persona, ante un mundo que se niega a otorgar dichos dotes.

Mi vida y mi trabajo acentúan esas situaciones del siglo pasado y presente: el sufrimiento marcado por la tenacidad, la vitalidad y la resiliencia.

Habló de la censura en la Rumania comunista, en el bloque oriental europeo, cuando los escritores eran considerados propiedad del Estado, porque teníamos que enviar nuestras obras a las autoridades, que decidían si pasaban.

Calificó de analfabetas en cuanto a literatura a la mayoría de los funcionarios que estaban a cargo de la censura; fueron una pesadilla para todos nosotros, recordó.

Por otro lado, los países libres padecen censura económica; la prensa responde a hombres ricos en el poder; la censura ya no es tan ideológica, pero en cierta forma es ambigua y con un toque de locura, comparó.

Se dijo cercano a la literatura argentina, a Ernesto Sábato y a Jorge Luis Borges en especial.

Creatividad es lo que veo en los escritores latinoamericanos, pero la argentina es mucho más cercana a la rumana, por sus raíces europeas, explicó.

Afirmó que recibir el premio FIL resultaba muy especial por venir de un mundo lejano para mí, geográfica y literariamente; es prueba de que mi obra ha tenido resonancia y va más allá de las fronteras.

El premio FIL será entregado el 26 de noviembre en la apertura de la edición 30 de la feria.

Este año se recibieron 54 candidaturas de 23 países. El jurado estuvo integrado por escritores y críticos literarios como Alberto Manguel, Ottmar Ette, Joao Cezar de Castro Rocha, Jerónimo Pizarro, Mercedes Monmany, Luis Chevaillier y Philipe Daros.