a semana pasada la administración del presidente Barack Obama otorgó a asociaciones de estudiantes universitarios graduados que trabajan como profesores e investigadores en casas de estudios superiores el derecho a sindicalizarse. Con esa medida podrán luchar por sus derechos laborales, entre ellos definir el monto del salario y la calidad del seguro de salud que muchos de ellos reciben en su calidad de ayudantes de investigación.

Contrario a la creencia general, las condiciones laborales de la mayoría de los graduados que trabajan como profesores e investigadores, particularmente en universidades privadas, son precarias. Uno de los organizadores del sindicato declaró a la prensa que su movimiento no necesariamente tiene que ver con percibir mayores remuneraciones. Tiene que ver, dijo, con una mayor democracia y poder en un medio que cada vez es más corporativo. Esa es nuestra mayor preocupación.

La demanda fue rechazada anteriormente debido a que las autoridades universitarias argumentaron que no se puede considerar a los adjuntos como profesores y, por tanto, no existe una relación contractual entre ellos y la universidad. Su calidad es la de estudiantes, principalmente, no trabajadores. Además, argumentaron: la negociación colectiva entre autoridades y profesores pudiera tensar las relaciones entre alumnos y profesores, lo que redundaría en un deterioro del propósito de la educación.

Lo trascendente de la decisión del gobierno es que pudiera ser un detonador para el crecimiento en la sindicalización de este sector de trabajadores-profesionistas. El asunto es aún más significativo en momentos en que la exigencia por mejores condiciones laborales, las salariales destacadamente, ha crecido debido a la cada vez más difícil situación económica de los trabajadores. Hay evidencias de que la ausencia de sindicatos ha tenido un impacto negativo en las condiciones laborales de millones de ellos. La supresión de la negociación colectiva en miles de corporaciones, amparada por decisiones de la Corte que las favorece, es uno de los elementos que a la postre han afectado los ingresos de millones de trabajadores. La declinación de la fuerza laboral sindicalizada ha sido constante en EU. En 1983 era de 20 por ciento y en 2013 ese porcentaje había bajado a 11. En el sector privado es sólo de 7.

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