Por primera vez desfiló un grupo de refugiados, junto a 206 delegaciones
Notable ausencia de representantes extranjeros; Temer, abucheado
Los fuegos artificiales dieron paso a la imaginación, la música y la cultura
Vanderlei de Lima encendió el pebetero
Sábado 6 de agosto de 2016, p. 2
Río de Janeiro.
Brasil celebró el viernes sus exuberantes recursos naturales y la energía creativa de su población al ritmo de samba, bossa nova y funk en la ceremonia con la que dio la bienvenida al mundo a los Juegos Olímpicos de Río 2016, los primeros en Sudamérica, que reúnen a 10 mil 500 atletas de 205 países.
Y, por primera vez, desfiló un equipo de 10 refugiados de naciones en conflicto, bajo la bandera olímpica. Sin excentricidades ni lujos, los fuegos artificiales y la tecnología dieron paso a la imaginación, la música y la vasta cultura popular brasileña, cuando el gigante sudamericano vive una crisis económica y política sin precedente.
Brasil, hogar del Amazonas, la mayor selva del planeta, aprovechó para pedir a los 3 mil millones de personas que se estima verían la ceremonia por televisión que cuiden el planeta.
Prevista su presentación en el programa inicial junto al presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, al final el sonido local del estadio no mencionó el nombre del presidente interino de Brasil, Michel Temer, quien apenas cosecha un nivel de aceptación bajo y quien aseguró que estaba listo para ser abucheado.
Con la mitad de los brasileños en contra de los Juegos, según una encuesta de Datafolha, sólo 37 representantes extranjeros, entre ellos el secretario de Estado estadunidense, John Kerry, y los presidentes François Hollande (Francia), Mauricio Macri (Argentina) y Horacio Cartes (Paraguay) quisieron acompañarlo. A Pekín 2008 asistieron 80 y a Londres 2012, 70.
Entre las notables ausencias estuvieron los líderes de algunos de los aliados más cercanos a Brasil: Rusia, India, China y Sudáfrica. Estos países enviaron a sus ministros de deporte.
La presidenta suspendida Dilma Rousseff decidió no aceptar la invitación para asistir a la ceremonia porque no quería ser la Cenicienta
de los Juegos.
No creo que sea apropiado que la presidenta apartada asista a un acto cuyo maestro de ceremonia es un presidente ilegítimo. En esta historia de los Juegos, yo soy la Cenicienta, la invitan a la fiesta, pero se tiene que ir antes, vive en las cenizas
, dijo recientemente al diario chileno La Tercera.
La propia Rousseff ya tuvo que hacer frente a un concierto de silbidos e insultos durante la ceremonia inaugural del Mundial 2014 y sobre todo en la Copa Confederaciones de 2013.
¡Terrícolas, reforestemos, salvemos el planeta!
, rezaban los creadores en su mensaje olímpico, lleno de referencias al cuidado y la protección al ambiente.
Entonces se apagaron las luces y Aquele Abraço, del inigualable Gilberto Gil, interpretada por el compositor Luiz Melodia, estrujó a los espectadores en un escenario histórico: si la Amazonia es el pulmón del país, el Maracaná es el latido de sus corazones.
La canción de Gil, símbolo de la lucha contra la dictadura militar en Brasil, acompañó el video de introducción, en el que varias panorámicas mostraban cómo el deporte está integrado en el estilo de vida de Río, sobre todo, por supuesto, el futbol, que en este país es como una religión.
De la música al arte. De las leyendas de las partituras a los genios de la geometría, como Athos Bulcao. Por momentos, las ondas de Copacabana se trasladaron al estadio y el símbolo de la paz presidió el escenario, inspirado en las formas y curvas de Oscar Niemeyer, el maestro brasileño de la arquitectura moderna. Ecología, arte y pacifismo.
Entre figuras y melodías llegó uno de los momentos de la noche. Temer, quien debía ser presentado junto a Bach, según el programa oficial, decidió quedarse en segundo plano.
Segundos después Paulinho da Viola, uno de los máximos exponentes de la música popular brasileña y el más destacado representante de la Escuela de Samba de Portela, entonó el himno nacional. Diez estrellas del país, entre ellos el volibolista Nalbert Bittencourt, oro en Atenas 2004, y 50 jóvenes promesas, pasearon mientras con la bandera nacional.
En la historia, los organizadores destacaron el encuentro entre los aborígenes y los conquistadores portugueses a bordo de sus carabelas. Después de la unión de esas dos culturas, recordaron la llegada de esclavos africanos, asiáticos y árabes.
Del llamado pasto sagrado del Maracaná surgieron entonces gran cantidad de edificios modernos y de ahí la ceremonia fue un mensaje ecológico para evitar el calentamiento global del planeta.
La ceremonia, de cuatro horas de duración, contó con la presencia de la supermodelo Gisele Bündchen, quien arrancó vítores de más de 70 mil espectadores al recorrer el enorme escenario, a modo de pasarela, mientras el músico Daniel Jobim interpretaba la Chica de Ipanema.
Acto seguido, jóvenes vestidos de blanco se contorsionaron en un colorido escenario al ritmo del funk brasileño, la música de las favelas de Río.
El interminable desfile
Como en todas las ceremonias de inauguración, el desfile de los 205 países participantes se inició con la delegación de Grecia, cuna del olimpismo. Además del abanderado respectivo, los grupos fueron encabezados por niños que llevaban un árbol, como símbolo de la reforestación del planeta.
Además, atletas plantaron una semilla de un árbol nativo de este país. Las 11 mil semillas formarán el bosque de los deportistas en Deodoro, un legado para la ciudad de Río.
Destacaron las delegaciones de los atletas independientes (cuyos comités olímpicos se encuentran sancionados) y la de refugiados. Esta última, con seis hombres y cuatro mujeres, de Sudán del Sur, Siria, República Democrática del Congo y Etiopía.
Por su parte, Argentina recibió abucheos, que contrastaron con la ovación que había recibido antes Alemania. El disminuido equipo ruso también fue aclamado.
El público tuvo una mezcla de aplausos y silbidos para el grupo de Estados Unidos (570 atletas), encabezado por Michael Phelps.
México, con la ciclista Daniela Campuzano al frente, recibió aplausos de los asistentes.
Después, bajo un abucheo monumental, Temer declaró inaugurados la justa, mientras Bach destacó al equipo de refugiados. Ustedes son un mensaje de esperanza a los millones de refugiados que por violencia tuvieron que abandonar sus casas
, expresó.
Luego llegó un toque de carnaval brasileño: 12 escuelas de samba desfilaron sobre la cancha bailando con las voces de Caetano Veloso, Gilberto Gil y Anitta.
Y como punto culminante, el ex tenista Gustavo Guga Kuerten entró con la antorcha, la cedió a Hortencia Marcari y ella al ex maratonista Vanderlei de Lima, quien encendió el pebetero en forma de caldera.
De Lima lideraba el maratón en Atenas 2004, cuando en el kilómetro 36 fue sacado de la carrera por un ex sacerdote irlandés. Ayudado por el público, regresó y alcanzó la medalla de bronce. Ayer vivió otro momento memorable.