La inseguridad pública es la principal preocupación que tienen hoy día siete de cada 10 jóvenes, más que el desempleo, aseguró José Antonio Ruiz Hernández, del Fondo de Población de la Organización de Naciones Unidas (ONU) México.

Al participar en el foro Juventud es constituyente, convocado por el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) y organizaciones sociales, el representante de ese organismo mundial remarcó que esa situación debe atenderse de manera fundamental, pues afecta el desarrollo de ese sector.

Apoyado en cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), presentó una lista de los 10 problemas que más inquietan a los adolescentes, la cual encabeza la inseguridad, seguida del desempleo, la corrupción, el aumento de precios, el narcotráfico, la educación, la falta de castigo a los delincuentes, la pobreza, la salud y la escasez de agua.

Ruiz Hernández se refirió también a la violencia de género entre los jóvenes, cuyas cifras son espantosas; puntualizó, por ejemplo, que 66 de cada 100 adolescentes de 15 a 19 años han sufrido algún acto de ese tipo; sin embargo, resaltó, las personas de 20 a 29 años de edad “son las más vulnerables o con más actos de violencia de género, en niveles que aterran.

Frente a ese panorama, hizo una serie de recomendaciones para mejorar la calidad de ese sector, entre ellas, invertir en políticas públicas y en acciones enfocadas a los jóvenes, y eliminar las barreras legales que limitan el ejercicio de sus derechos.

Verlos como agentes del cambio

En el segundo día de trabajos, la consejera del IEDF Gabriela Williams aseguró que sólo 20 por ciento de los jóvenes participan políticamente en partidos políticos, y el resto lo están haciendo por otras vías, como en asociaciones sociales o estudiantiles.

Destacó que las redes sociales han venido a potenciar la mayor presencia de los jóvenes en la vida pública de esta capital, generando ahí temas que se debaten y permean en la sociedad.

Carlos Tejeda, editor y consultor en la oficina de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, resaltó la importancia de propiciar una definición de juventud que sea más amplia e incluyente, y llamó a ver a esa población como agente de cambio, como socios, beneficiarios y actores que forman parte de las soluciones y no como un problema.