Miércoles 13 de julio de 2016, p. 2
Grenoble.
La idea de almacenar muestras de glaciares en la Antártida puede parecer estrafalaria. Sin embargo, es el objetivo de un equipo de investigadores que en agosto extraerá hielo del Mont Blanc, amenazado por el calentamiento global.
El hielo es un pozo de información
, explicó Jérôme Chappellaz, director de investigación en el Laboratorio de Glaciología y Geofísica del Medioambiente (LLGE) de Grenoble, Francia.
Con sus burbujas de aire y sus impurezas, los glaciares atesoran información valiosísima sobre las condiciones atmosféricas de hace siglos o incluso miles de años.
Así es como los glaciólogos han podido determinar el vínculo entre las temperaturas y los gases de efecto invernadero. En los glaciares del Mont Blanc, podrán estudiar en particular la evolución de la contaminación o de la actividad industrial en Europa a lo largo de cien años.
Pico de cesio 137
Ejemplo de esa información almacenada en el hielo, apunta Chappellaz, es el pico de cesio 137 detectado en abril de 1986, tras la catástrofe de Chernóbyl.
Unos 12 especialistas franceses, italianos y rusos pasarán varios días a 4 mil 300 metros de altitud en un macizo de los Alpes franco-italianos para extraer tres barras de hielo de 140 metros de largo.
Esas muestras, de varias toneladas, serán depositadas en cajas aislantes. Una de ellas será analizada en el laboratorio de Grenoble para constituir una base de datos abierta a todos los científicos.
Las otras dos muestras irán a la base franco-italiana de Concordia, en la Antártida, hacia 2019 y 2020, un congelador natural a -50°C
, a salvo de averías eléctricas.
En la primera mitad de 2017 está prevista otra operación similar en el glaciar boliviano de Illimani, a 6 mil 300 metros de altitud, en condiciones mucho más difíciles.
El objetivo es conservar durante siglos la memoria del hielo
, una materia prima
extremadamente valiosa para los científicos.
Chappellaz apunta a la posibilidad de detectar muchas cosas más en el hielo en varias décadas gracias al desarrollo tecnólogico. Y señala como pista de trabajo la posibilidad de investigaciones futuras sobre las mutaciones de los virus o las bacterias, atrapados en el hielo.
La dificultad está en que los glaciares evolucionan y se funden tan rápido que los situados a menos de 3 mil 500 metros de altitud desaparecerán antes que termine el siglo XXI en los Alpes.
En los Andes, el glaciar de Chacaltaya, en Bolivia, situado a 5 mil 300 metros, desapareció en 2009.