umisos a los caprichos e intereses del grupo que se apropió del poder hace ya 12 años y que llevó a Veracruz a un estado excepcional de ruina económica y moral, las fracciones legislativas del Partido Revolucionario y sus aliados siguen convalidando en los estertores del duartismo las decisiones de un gobierno impúdico y cínico que parece estar interesado, antes que nada, en sabotear la alternancia y, de paso, protegerse y proteger sus bienes malhabidos del alcance de la ley.

Aunque se ve difícil que el mandatario electo cumpla sus promesas de campaña, en particular la de encarcelar a quienes ha acusado de pandilla de saqueadores y de restituir en lo posible la raída economía veracruzana porque las condiciones financieras externas e internas complican el escenario, el caso es que Javier Duarte esta echando mano de su mayoría legislativa para complicarle en lo posible al panista-perredista su efímera gestión bianual.

La embestida desde el Legislativo es una continuación de la contienda política, una venganza postelectoral con todas las ventajas, dado que Duarte tiene control absoluto de la mayoría para hacer y deshacer a su antojo con la Constitución local y, de paso, darse el lujo de pasar por encima de la dignidad de los cientos de miles de veracruzanos que votaron por la alternancia. Así, el cierre gubernamental tendrá el sello de la casa: en medio de brutalidad policiaca, inseguridad, desapariciones, corrupción y, sobre todo, impunidad como regalo de despedida a los veracruzanos.

Tras conocerse la derrota del 5 de junio, y ante la posibilidad de pasar alguna temporada a resguardo en chirona junto con algunos miembros de su camarilla, Duarte y allegados utilizan a sus diputados para acotar el margen de maniobra económica del nuevo gobierno, con una serie de medidas presupuestales y otras que incluyen adecuaciones legislativas para dejar sembrados a sus cómplices en posiciones claves, en particular en la Fiscalía Anticorrupción y el Instituto Veracruzano de Acceso a la Información, al tiempo de amarrar las manos al nuevo gobierno con decisiones que no aplicó en su lastimosa administración, como asignar 4 por ciento del presupuesto estatal a la Universidad Veracruzana o basificar a la mayor cantidad posible de burócratas. Queda claro entonces de qué lado juegan los diputados. La sociedad puede seguir esperando.