Dice Eugenio Raúl Zaffaroni (1940), ex juez de la Corte Suprema de Argentina y actual ministro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos: Estamos en la víspera de celebrar los 100 años del nacimiento del constitucionalismo social (tuvo origen en Querétaro el 5 de febrero de 1917) en este querido México y, sin embargo, tenemos en toda la región los más altos índices de inequidad en distribución de la riqueza.

El jurista, amplio conocedor de la dogmática penal alemana y férreo crítico de los abusos del llamado ius puniendi o derecho penal sancionador de los gobernantes, habló ayer en el auditorio Alfonso Quiroz Cuarón, del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), al que acudieron la titular de la Procuraduría General de la República, Arely Gómez, y seis ex titulares de la dependencia, así como miembros de la comunidad jurídica de penalistas mexicanos, quienes participaron en los festejos por el 40 aniversario del instituto.

Sabemos que la inequidad y modelo económico de sociedad que nos quieren imponer los dueños del capital provoca desempleo, desocupación, destrucción de nuestro potencial industrial que demanda empleo y afecta a las pequeñas y medianas empresas, agregó Zaffaroni cuando en una parte de su discurso dijo que México y Latinoamérica padecen en la actualidad las tasas más altas de homicidios cometidos en el mundo.

Pionero de la explicación del genocidio con base en la teoría criminológica, Zaffaroni expresó ayer en el Inacipe, ante decenas de penalistas que se formaron en las aulas del derecho mediante su vasta obra escrita, que otro fenómeno que ha incremetando el número de homicidios en México y Latinoamérica es el de la delicuencia organizada.

“Debemos sumar a todas estas víctimas de nuestro subdesarrollo económico (…) lo que se ha dado por llamar criminalidad organizada, que en realidad es criminalidad de mercado, la cual se desarrolla en torno de un mercado ilícito, fundamentalmente uno que nos oferta la venta de tóxicos prohibidos, los cuales, sabemos, experimentan plusvalía. Hemos descubierto la posibilidad de fabricar oro de cualquier basura”, subrayó.

En su discurso, de 54 minutos, lo mismo cuestionó la manipulación de los medios televisivos y radiofónicos, que son de empresarios, pues distorsionan la realidad y crean realidades sociales paralelas, que el fracaso de los académicos que inventaron el siglo pasado las llamadas teorías de la pena, las cuales justifican la aplicación del derecho penal punitivo.

Estamos viviendo una legitimación del poder punitivo como única solución a todos los conflictos. Estamos viviendo la necesidad de una vigilancia altamente tecnificada, que prácticamente ha acabado con la privacidad. Todo ese control judicial se justifica por prevención del delito, para seguridad absoluta, pero en el fondo se están retomando todas las características de un derecho penal autoritario, añadió.

Zaffaroni se graduó en la Universidad Nacional de Buenos Aires y completó su formación en México, donde fue discípulo del reconocido penalista Celestino Porte Petit (1910-2002) y de Alfonso Quiroz Cuarón (1910-78), investigador del asesinato de León Trotsky.