Lima.

Como dice la canción de Isabel Landa Larco, Chabuca Granda, déjame que te cuente que Lima es la ciudad en la que nunca llueve, por lo que los limeños tienen fascinación por los jardines y fuentes.

Aquí se conjuga la bohemia y el arte del distrito de Barranco con el lujo y la aventura en la costa del distrito de Miraflores y su alta gastronomía, surfistas y salto en parapente; la imborrable historia que une a los pueblos de América, reflejado en el Centro de Lima con edificios coloniales, balcones de madera con influencia árabe, templos y conventos estilo barroco que cuentan la historia y conquista del pueblo inca.

Para el turismo internacional, Perú es sinónimo de Cusco y Machupichu; de recintos como el convento de Santo Domingo en el Centro de la ciudad, donde estuvieron Santa Rosa de Lima, a quien se atribuye haber rezado con tanta devoción para que la ciudad no fuera invadida, que milagrosamente se produjo una tormenta como nunca antes y ahuyentó al enemigo. Ahí mismo estuvo San Martín de Porres rodeado de soberbias obras barrocas.

Por eso la promoción turística impulsada por Promperú y el sector privado apostó por vestir sus atractivos turísticos y naturales con uno más que se ha convertido en factor de unión entre los peruanos: la gastronomía de este país que ha colocado a sus restaurantes y chefs entre los más importantes del mundo.

Margarita, una de las más reconocidas guías de turistas que en sus años mozos quiso ser periodista, asegura que la gastronomía unificó a los peruanos, les dio la identidad que estaba un tanto diluida y que ahora se proyecta en ferias internacionales, y se ha reflejado en el aumento de la producción y exportación agrícola.

En Barranco se puede entonar aquello de del puente a la alameda menudo pie lo lleva, cuando se encuentra uno frente al Puente de los suspiros. Para cruzarlo hay que pedir un deseo, tomar aire y cruzarlo sin respirar.

En este mismo distrito se encuentra el museo del fotógrafo peruano Mario Testino, que igual expone imágenes de modelos, músicos y Lady Diana, que muestra los trajes típicos peruanos enmarcados por un telón usado hace casi un siglo por su colega Martín Chambi. Y que impulsa una fundación de apoyo para niños de escasos recursos.

En Barranco también está el arte en galerías como Dédalo, que conjuga moderna joyería de plata, alfarería, alpaca y alpaca baby, además de degustaciones de chocolate y café, o bares de moda como el Ahuayasca, instalados en casonas donde se ofrece coctelería a base de pisco, en combinaciones conocidos como machacados que mezclan hojas de coca, lucuma y maracuya entre otras.

Fieles al dicho el que no enseña no vende, empresarios peruanos desarrollaron Bonvivant&cía que consiste en recorridos gastronómicos por los principales restaurantes de la ciudad, que puede iniciar con una visita al mercado de Surquillo, pasar por la tienda gourmet Perú pa’ti, y una comida o cena en lugares como La Nacional entre muchas otras opciones, dependiendo del paladar de los visitantes.

El Bonvivan es un servicio integral, ya que un autobús acondicionado como bar pasa por los comensales a su hotel y los lleva de regreso para hacer cómoda la experiencia en Lima.

En Miraflores, uno de los distritos más exclusivos de Lima, el turismo que se promociona es el de lujo con el centro comercial Larcomar enmarcado con el Parque de Amor en la cima del bulevar desde el que se arrojan parapentistas, y abajo playas de piedra para surfistas que conviven con restaurantes sobre el mar.

Lima está conectado desde México a través de Interjet, aerolínea que tiene vuelos diarios a ese destino con 2 mil 100 asientos al mes, y que en alianza con Lantam es la conexión a otros destinos en América del Sur.