La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en septiembre de 2014 demostró la evidente corrosión de todo el andamiaje institucional de la democracia en México, así como la complicidad y convivencia, en muchos casos, entre instituciones y crimen organizado, expone el reporte sobre desarrollo democrático en América Latina elaborado por la fundación alemana Konrad Adenauer y la consultora política Polilat.

El Índice de Desarrollo Democrático México 2015 (IDD) considera que la desaparición de los estudiantes en Iguala, Guerrero, marcó la primera gran crisis del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto y devino una serie de conflictos posteriores que afectaron la confianza ciudadana, sacaron a la luz la enorme corrupción de las autoridades locales y revelaron que la estrategia del gobierno federal frente al crimen organizado, que hasta ese momento había sido de silencio y distancia, al menos en lo mediático, fue insuficiente e ineficaz.

La masacre fusionó la violencia “sin control que ejercen los grupos del crimen organizado, que se alimentan de la extorsión ciudadana, y la vinculación entre esos cárteles y funcionarios públicos, que puede unir a agentes de policía y sicarios en un mismo escuadrón para atacar a quienes incomoden el negocio de la droga”, añade el documento difundido ayer en conferencia de prensa encabezada por Stefan Jost, representante en México de la fundación; Jorge Arias, director general de Polilat, y Gustavo de Hoyos Walther, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana.

El IDD abunda que entre los datos negativos del análisis del desarrollo democrático del país está la brutal desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Las características del suceso y los personajes institucionales y mafiosos involucrados pusieron en evidencia buena parte de los males que aquejan a la democracia en muchos pueblos y ciudades del país, agrega.

Expone que la complicidad y convivencia entre la política, la justicia, la policía y el crimen organizado en Iguala, y en muchos otros casos, evidencian la corrosión de todo el andamiaje institucional de la democracia, que es imperioso corregir.

En colaboración con El Colegio de México, la Coparmex, y el apoyo del Instituto Nacional Electoral, el IDD 2015 está integrado por datos estadísticos generados a partir del análisis de la situación de la vida democrática de la sociedad y sus dirigentes en las 32 entidades federativas.

El IDD 2015 ubicó a México en el lugar siete de 18 países analizados, una baja de tres lugares en comparación con el estudio previo, con base en cuatro dimensiones: democracia de los ciudadanos, de las instituciones, social y económica. El mayor retroceso se dio en democracia social, que se refiere al progreso en pobreza, educación y salud.