Bagdad.

Miles de manifestantes se retiraron este domingo de la ultra protegida zona verde de esta capital, donde irrumpieron este sábado y ocuparon el Parlamento durante varias horas, en una jornada en la que más de 30 personas murieron en un doble atentado perpetrado por el Estado Islámico en el sur del país petrolero.

Miles de personas, en su mayoría seguidoras del influyente clérigo chiíta Moqtada Sadr, invadieron la zona verde, que alberga numerosas instituciones del país, después de varias semanas de protestas para denunciar la inacción del Parlamento y exigir un nuevo gobierno capaz de aplicar reformas anticorrupción.

Irak atraviesa una grave crisis política desde hace semanas. Numerosos partidos se oponen al proyecto del primer ministro chiíta Haider al Abadi, en el poder desde septiembre de 2014, a quien acusan de poner en marcha un gobierno de tecnócratas por miedo a perder algunos de sus privilegios.

En contraste con las fuertes tensiones que se vivieron el sábado, los manifestantes estuvieron tomando fotos este domingo y paseaban por esta área normalmente cerrada al público, mientras la capital iraquí seguía bajo altas medidas de seguridad.

La oficina de Moqtada Sadr ordenó abandonar la zona verde en respeto a un importante peregrinaje chiíta.

Tras los disturbios del sábado, el primer ministro Abadi ordenó que los responsables sean procesados judicialmente, pero las fuerzas de seguridad guardaron distancia de los manifestantes este domingo.

La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, condenó el asalto al Parlamento y advirtió que esto podría desestabilizar más el país, que atraviesa dificultades económicas por la caída del precio del petróleo.

Por su parte, Estados Unidos mostró su temor de que esta crisis desvíe la atención de las autoridades en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico, la verdadera amenaza para los iraquíes, según un alto funcionario estadunidense.

Esta organización yihadista sunita reivindicó un doble atentado suicida con coche bomba en Samawa, en el sur del país, región de mayoría chiíta que en general no suele ser objeto de ataques del EI. Ambos atentados causaron al menos 33 muertos y una cincuentena de heridos.