Sólo quiero que estos delitos se hagan públicos
, dijo la persona que entregó los datos
No somos el brazo de la fiscalía. Somos periodistas, respondieron en el periódico alemán Sueddeutsche Zeitung a la interrogante de si entregarían los datos que tienen en su poder. En la imagen se aprecian sus oficinas en MúnichFoto Afp
Martes 5 de abril de 2016, p. 8
Múnich.
El diario alemán Süddeutsche Zeitung no entregará a las autoridades los datos sobre sociedades offshore conocidos como Los Papeles de Panamá. No somos el brazo de la fiscalía. Somos periodistas
, dijo Frederik Obermaier, uno de los encargado de la extensa investigación que este domingo dejó al descubierto la existencia de sociedades de fachada en paraísos fiscales supuestamente a nombre de unos 140 políticos, deportistas y personalidades mundiales o allegados a éstos.
Obermaier, de 32 años, es redactor de la sección de investigación del Süddeutsche Zeitung, que el domingo divulgó la documentación bajo el título Los Papeles de Panamá sobre sociedades offshore y sus ramificaciones en todo el mundo creadas por el despacho Mossack Fonseca, en lo que es la mayor filtración en la historia, que supera por mucho a lo revelado por el portal Wikileaks en 2013.
Una fuente anónima suministró al diario un caudal de datos, entre correos electrónicos, contratos y otros documentos, que el rotativo alemán compartió con más de 100 organizaciones de prensa de 80 países.
Cuando pudimos ver los primeros paquetes de datos nos dimos cuenta al instante de la dimensión del asunto
, dijo Frederik Obermaier en entrevista con Dpa en Múnich. Rápidamente llegamos al nivel de jefes de Estado y de gobierno
.
–¿Qué motivos alegó la fuente anónima para entregarles los datos?
–La fuente indicó que su intención era claramente moral con la frase: Quiero que estos delitos se hagan públicos
.
–Ustedes acudieron a otros colegas para analizar el gigantesco volumen de datos. Al final participaron unos 400 periodistas de 80 países. ¿Cómo hicieron para mantener tanto tiempo en secreto unas revelaciones tan delicadas?
–A decir verdad es algo que también a mí me asombra. Contábamos con que en algún momento algo se filtraría. Si cada uno se lo contaba a una sola persona ya hubiéramos sido casi mil los enterados. El riesgo era grande. Por eso desde el principio insistimos en que se debía mantener la confidencialidad hasta el final porque si no peligraba todo el proyecto.
–¿Han conseguido analizar todo el volumen de datos en un año de investigación?
–No, definitivamente no. El año pasado conseguimos llegar hasta el final de algunos casos. Pero sigue habiendo decenas de pistas que no hemos podido seguir todavía. Con todo el material que tenemos, no podemos descartar que en cinco años estalle un escándalo en el que una pieza que faltaba sea encontrada entre estos datos.
–¿Cómo se siente uno cuando está en posesión de informaciones tan explosivas?
–Uno se siente raro cuando ve quiénes figuran en los datos: criminales, mafiosos, jefes de Estado, acólitos de autócratas. Todas son personas que tiene interés en que todo esto no salga a la luz. Personalmente no tengo mucho miedo. Vivimos en Alemania, en un entorno en el que uno se puede sentir seguro como periodista. Más me preocupan los colegas que trabajan e investigan en países en los que el estado de derecho no funciona muy bien. En esos casos lo que está en peligro es su vida.
–¿Entregarán el material a la fiscalía?
–No. No somos el brazo de la fiscalía. Somos periodistas. Las autoridades cuentan con suficientes recursos para poder combatir chanchullos como estos. Otra cosa es si los utilizan.
–Con su colega Bastian Obermayer reunió sus pesquisas en el libro titulado Los Papeles de Panamá. La historia de una revelación mundial. ¿Estarán en algún momento todos los datos de las filtraciones disponibles en Internet?
–El Süddeutsche Zeitung no colgará todo tal cual en Internet. No todas las personas que figuran en los documentos tienen relación con algo ilegal. No sería compatible con las leyes alemanas publicar todo en la red. El criterio decisivo es el del interés público.