Diagnóstico oportuno, útil para darles atención adecuada, dicen
Lunes 14 de marzo de 2016, p. 37
Guadalajara, Jal.
Andrew, de 21 años, y Dafne, de 14, se encuentran entre los universitarios más jóvenes de México y debido a su trayectoria intelectual podrían ser las mentes brillantes más importantes del país.
Los hermanos Almazán Anaya coinciden en que han llevado una vida feliz y normal, principalmente porque fueron diagnosticados como sobredotados a temprana edad y recibieron un trato especial.
Andrew cursa un doctorado en innovación educativa en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, tiene maestría en educación con acentuación en desarrollo cognitivo y dos carreras profesionales: medicina y sicología.
A Dafne se le considera la sicóloga titulada más joven en el mundo y una de las universitarias más jóvenes en la historia. A los tres años aprendió a leer y escribir, y a los seis ya sabía hacerlo en inglés. Domina este idioma, así como francés y chino mandarín.
Andrew, como investigador, desarrolló el perfil del niño sobredotado mexicano, que al abordar más de 800 casos se convirtió en el estudio acerca de sobredotados más grande del siglo XXI a escala mundial.
El joven detalló que su objetivo fue describir de forma científica los rasgos sicológicos del niño sobredotado, a fin de identificarlo para que reciba atención adecuada. La investigación aporta, añadió, que 84 por ciento de los sobredotados son niños distraídos, 91 por ciento son hiperactivos, 83 por ciento no usan anteojos y 84 por ciento poseen baja tolerancia a la frustración.
También reveló que 94 por ciento son sensibles en el área emocional, 94 por ciento imponen sus reglas, 90 por ciento son diestros para armar objetos, 92 por ciento conversan con los mayores y 86 por ciento intervienen en pláticas.
Otras características comunes son que aprenden rápido, tienen problemas emocionales, no padecen sobrepeso y 95 por ciento fueron diagnosticados erróneamente con TSAH (hipersensibilidad de los sentidos).
Advirtió sobre la importancia de diagnosticar a los niños sobredotados porque regularmente reciben mal diagnóstico, que los lleva a ser considerados menores con autismo y con el síndrome de Asperger (falta de socialización).
En tanto, la sicóloga más joven del mundo comentó: Entré a la primaria a los seis (años), como todos, pero la terminé en un año; hice la secundaria en un año, la preparatoria en dos y la carrera en tres. Es decir, terminé como sicóloga a los 13 años
, dijo.
Mis papás primero me dejaron que fuera normal, pero detectaron mis posibilidades y me dieron atención especial
, aseguró Dafne, quien reiteró que es feliz y no perdió su infancia, sino la vivió diferente. Añadió que quiere seguir preparándose para apoyar a otros sobredotados como ella.
El padre de Andrew y Dafne, Asdrúbal Almazán, quien es director general del Centro de Atención al Talento (Cedat), afirmó que los sobredotados son como todos los niños, pero aprenden más rápido.
Sin embargo, mencionó que deben vivir en un ambiente especial y convivir con niños iguales. También juegan y platican, pero de acuerdo con sus conocimientos y avance intelectual.
Señaló que el estudio es parte de los proyectos del departamento de investigación del Cedat, única institución en México que, además de atender a los niños sobredotados, realiza labores de investigación científica para aumentar el conocimiento sobre este sector poblacional y por lo tanto diagnosticarlos y atenderlos de forma eficiente.
El Cedat considera que en México hay aproximadamente un millón de niños sobredotados, de los cuales 95 por ciento desconocen su situación por falta de diagnóstico oportuno.
Se estima que tan sólo en la capital del país viven cerca de 100 mil niños de inteligencia superior, por lo que el gobierno de la Ciudad de México elaboró el Programa Integral para el Diagnóstico y Atención a la Sobredotación Intelectual (Pidasi).
El plan es único en su tipo en el país y busca identificar a quienes por contar con un coeficiente intelectual de 130 a 150 puntos tienen problemas por malos diagnósticos y no reciben atención adecuada de sus familias y en instituciones públicas.