Alguna explicación debe existir para los números que acumula Pumas ante Cruz Azul. Un patrón que pueda ser explicado sobre un diván o por la intervención caprichosa del azar. Lo que sea, pero la cifra sin victorias en Ciudad Universitaria de los auriazules frente a los Cementeros sigue engordando. Ayer el conjunto felino apenas consiguió un empate 2-2 gracias a un penal dudoso.

La más reciente ocasión que los Pumas vencieron a La Máquina en el estadio Olímpico Universitario fue en agosto de 2010. Desde entonces no han podido revertir esa sombra de impotencia. La marca se extiende ahora a seis partidos en los cuales no le encuentran el truco al cuadro celeste.

Parecía que esta vez darían un manotazo a los malos recuerdos. En el primer minuto el colombiano Luis Quiñones hizo un despliegue de su mejor arma: la velocidad. Inalcanzable, llegó por la izquierda para enviar el balón a Ismael Sosa, quien sólo lo empujó a la red.

Tan repentino gol anticipaba un cuadro felino salvaje y cruel. Pero la ventaja los hundió en una molicie administrativa que permitió que creciera el adversario.

En 10 minutos, Quiñones ya había puesto a temblar a la zaga celeste. El lado izquierdo era el reino infranqueable del colombiano, desde donde enviaba centros y organizaba incursiones al área rival. Sosa lo acompañaba a veces, pero parecía que el reloj del equipo estaba atrasado unos segundos.

El colombiano llegó a otear el terreno y envió la pelota al área, pero la ofensiva universitaria apenas estaba en curso. Javier Cortés llegó tarde. El vaivén de la pelota lo tomó por sorpresa y de espalda al arco, sin saber qué hacer cuando vio cómo se le escapaba entre las piernas en un vergonzoso túnel.

La Máquina necesitó 10 minutos para emparejar el encuentro. El español Víctor Vázquez dio muestras de lo que significa crecer en La Masía del Barcelona. Filtró un pase para que el veterano Matías Vuoso definiera de media vuelta.

La ventaja celeste llegó pronto. A los 22 minutos otra vez Vázquez hizo una mancuerna prodigiosa con el ecuatoriano Joffre Guerrón. Ambos avanzaron combinando toques, un despliegue que derivó con justicia en un gol de volea marcado por el jugador que creció ensayando con Lionel Messi.

Un primer tiempo lleno de dignidad. Pero el descanso bajó las revoluciones y la segunda parte tuvo menos vértigo.

Aunque para empezar los Pumas se lanzaron al cuello en el primer minuto después de salir de los vestidores. Sosa amenazó el área del portero Jesús Corona, pero fue interrumpido por una barrida de Francisco Maza Rodríguez, quien con tachones por delante intentó frenarlo. El penal fue dudoso, pero el árbitro asistente decidió marcarlo. Eduardo Herrera se encargó de cobrarlo al minuto 49 para conseguir el empate.

Entró el argentino Matías Britos para dar dinamismo a unos Pumas que parecían disminuidos por el sol calcinante. Tuvo algunas oportunidades, sobre todo una en la que encaró a Corona, pero la salida del portero celeste fue atinada.

Ni Pumas ni La Máquina encontraron la jugada afortunada para conseguir la ventaja. Guerrón, en acciones individuales, no brillaba tanto. El ecuatoriano pecó de ansiedad cuando en un contragolpe acompañado de Christian Chaco Giménez prefirió tirar y la pelota se fue desviada.

Sosa parecía que lo lograría, pero la barrida impecable de Rafael Baca le arruinó el esfuerzo.

Ni la ventaja que les regaló Maza Rodríguez, expulsado al minuto 84 por doble amarilla, sirvió para que los locales se quitaran la sombra de la impotencia ante Cruz Azul en Ciudad Universitaria.

Los celestes se marcharon enojados por el arbitraje. Estamos molestos y desgraciadamente no nos llevamos los tres puntos, expresó el auxiliar técnico José de Jesús Aceves.

Los auriazules vieron el empate como un resultado justo. Aunque el ritmo de actividad por la Copa Libertadores empieza a hacer estragos. Reto que tendrán que encarar con un plantel reducido, al que se añade la lesión del refuerzo colombiano Francisco Meza, en la Sub-20, que lo dejará fuera toda la temporada .