Ministros y presidentes de bancos piden acelerar reformas
Lunes 29 de febrero de 2016, p. 23
Francfort.
El fracaso esperado de los líderes del G-20 para acordar nuevas medidas destinadas a fortalecer la economía mundial en la reunión de Shanghai celebrada el fin de semana devolvió firmemente la responsabilidad a los bancos centrales. Pero tras años de intentos cada vez más desesperados para impulsar el crecimiento, existe el temor entre sus responsables de que la política monetaria se haya quedado sin munición efectiva y los futuros estímulos podrían incluso ser dañinos.
Los ministros de finanzas y los presidentes de los bancos centrales del G-20 acordaron acelerar las reformas estructurales para evitar un mayor debilitamiento de la economía mundial, aunque no anunciaron programas concretos.
Lograr avances más rápidos en las reformas estructurales fortalecerá a medio plazo el crecimiento potencial y contribuirá a que nuestras economías sean más innovadoras, flexibles y resistentes
, asegura la declaración final de la cumbre de dos días de Shanghai.
La política monetaria es extremadamente acomodaticia, hasta el punto de que incluso podría ser contraproducente en términos de los efectos secundarios negativos para los bancos, las decisiones y el crecimiento
, expuso el ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, en el encuentro.
Las decisiones fiscales y monetarias han alcanzado sus límites
, sostuvo. Si queremos que la economía real crezca, no hay atajos que eviten las reformas
, añadió.
El G-20 reconoció que la política monetaria por sí sola no es suficiente para combatir los crecientes riesgos globales, pero los líderes no lograron esbozar medidas concretas, y sólo hicieron promesas vagas y generales.
Frente a un nuevo paradigma de bajo crecimiento y el legado de la crisis, los bancos centrales han mantenido los tipos de interés cerca e incluso por debajo de cero durante años, esperando en vano a que los gobiernos realicen reformas en lugar de señalar a la política monetaria.
Atravesando territorio desconocido, los bancos centrales más pequeños como el suizo, sueco o danés incluso rebajaron los tipos en terreno negativo, elevando las perspectivas de que la política monetaria aún tenga algún margen. El Banco de Japón y el Banco Central Europeo (BCE) siguieron sus pasos, pero los resultados han sido dispares y con efectos secundarios.