Es una enorme responsabilidad recordar los grandes temas, pero también cantar nuevos, dice
Promueve su reciente disco Trilogía, en el que interpreta 12 canciones-tributo y dos inéditas
Domingo 28 de febrero de 2016, p. 9
Mientras exista una mujer y un hombre que se amen vivirá el bolero, que ha creado canciones que los mexicanos buscan oír en ciertos momentos, pues es... digamos, no adecuado poner música de otros géneros
, afirmó Carlos Cuevas, quien promueve actualmente el CD+DVD Triología, con el que rinde homenaje a la época de oro del bolero.
El volumen cuenta con la colaboración de Edith Márquez, Guadalupe Pineda y Río Roma, éste un dúo más bien popero.
El llamado Señor Bolero interpreta 14 composiciones: 12 tributos y dos inéditas, éstas su aportación al género, además de su inspirada interpretación. Uno de los estrenos es de la autoría de Jorge Luis Piloto: Noche sensacional, otro es Refrán, de Manuel Monterrosas. Este es el creador de Me voy a quitar de enmedio, que hizo famosa Vicente Fernández, y Si he sabido, amor, que trascendió en la voz de Alejandro Fernández.
El disco no tiene desperdicio: Gema, Usted, Página blanca, Nosotros (con Gudalupe Pineda), Chacha linda, Poquita fe, Jacaranda, Novia mía (con Río Roma), Ojos cafés, Noche sensacional, Cerezo rosa, Sin ti (con Edith Márquez), Refrán y Tres regalos.
Con 29 grabaciones en 30 años de carrera tiene un currículum pleno de anécdotas y ha compartido escenario con Pablo Milanés, César Portillo de la Luz, Wilfredo Guevara y José Antonio Méndez. Es hoy, sin duda, el rey del bolero en México.
El bolero es atemporal y vivirá por siempre en tanto exista un trovador que lo cante en una cantina, llevando serenata, se escuche en Garibaldi, donde también hay tríos, o en cualquier restaurante, y se escuchen los boleros que han unido a todos los enamorados, quienes con esas composiciones le dicen a ella o a él todo lo que le quieren expresar en una creación de tres minutos. Por eso es atemporal y cuando una pareja quiere enamorarse recurre al bolero. En este disco canta Río Roma, dúo al que le tengo mucho respeto.
En México, la paideia del bolero inicia en el barrio, en cuadras y esquinas, al son del círculo de do, muchas veces con guitarras rotas, una o dos cuerdas faltantes o repetidas la quinta o la cuarta. Lo importante es cantar El reloj o Página blanca. Tal es la educación sentimental. Dice Cuevas: “La guitarra es el instrumento primario de muchas personas y para muchos músicos; es lo más accesible para poder acompañarte. Si tocas violín no te puedes acompañar... tan fácil. Te puedes subir al camión, ¡y a darle! En mi caso, uno de los primeros boleros que canté con una guitarra fue Gema, a la que siguieron Mía, de Armando Manzanero; Sin ti y Contigo, de Los Panchos. En el caso de Gema, que viene en Triología, la cantaba de chavo, con mi guitarra, una y otra vez”.
Carlos Cuevas tiene una enorme responsabilidad: seguir la tradición bolerística y recordar a las nuevas generaciones la época de oro, reflejo de un México y de una vida nocturna ya ida. “Ha recaído en mí esa responsabilidad. Yo no me la adjudico, pero sí soy el que ha grabado, siempre, boleros. Soy un bolerista no por moda, sino por convicción. Entonces, me toca esta responsabilidad, y no sólo eso, sino que canto boleros nuevos. En Refrán se dice que el hombre tiene la edad de la mujer que acaricia. Los latinoamericanos somos tan enamorados que muchos tienen sus quereres con mujeres jóvenes. Yo me atreví a cantarlo, otros no quisieron porque, dijeron, se sienten viejos. Yo no me siento así, pero tampoco muy joven. Eso sí: tengo la edad de la mujer que acaricio. Hay boleros para desenamorar con letras muy duras. Contigo a la distancia se la puedes dedicar a todo mundo: a tu mamá o a tu novia”.
Mucha historia, sentimientos, y nostalgia sabrosona.