El director francés dedicó parte de su obra a retratar el trauma de la guerra y la migración
No pretendo cambiar el mundo, pero el mundo se está partiendo en dos, y hay que tomar conciencia de ello
, declaró el realizador en 2003, en el festival de San Sebastián
Viernes 26 de febrero de 2016, p. a10
París.
François Dupeyron, fallecido el jueves pasado a los 65 años, tras una larga enfermedad, era un cineasta francés apasionado por los maltratados de la vida, desde los soldados de la Primera Guerra Mundial a los excluidos, fueran kurdos o marginales de los suburbios.
Al margen del sistema del cine francés, lejos de las grandes producciones, François Dupeyron deja varios filmes sensibles y particulares, desde su primer largometraje, Drôle d’endroit pour une rencontre (1988), al último, Mon âme par toi guérie (2013), pasando por La chambre des officiers (El pabellón de los oficiales, 2001), sin duda uno de sus títulos más conocidos.
Llegué al cine siendo niño, porque era muy malo escribiendo
, afirmó en 2004 a Libération este oriundo de Tartas (Landas, suroeste), que estudió cine en el IDHEC (Instituto de Altos Estudios Cinematográficos).
Pese a ello, el director escribió todos sus guiones, a menudo adaptaciones de libros, e incursionó incluso en la novela.
Después de una trayectoria de cine militante, François Dupeyron dirigió dos cortometrajes, La nuit du hibou (1984) y Lamento (1988), que le valieron sendos premios César.
En su primer largometraje, reunió a dos estrellas, Catherine Deneuve y Gérard Depardieu, para un improbable encuentro al borde de una autopista.
Sus dos filmes siguientes tuvieron menos éxito, (Un coeur qui bat, 1991, y La machine, 1994), pero el realizador ganó luego la Concha de Oro del festival de San Sebastián en 1999 con C’est quoi la vie? (¿Qué es la vida?), sencilla historia de amor en el campo, con la crisis de la agricultura y de las vacas locas como telón de fondo.
Cine en voz de los sobrevivientes
Su protagonista, el joven actor francés de origen español Eric Caravaca, repitió en El pabellón de los oficiales, que cuenta la reconstrucción de los heridos de la gran guerra, adaptación de una novela de Marc Dugain. Dupeyron compitió con ella en Cannes en 2001 y estuvo nominado el año siguiente para los premios César del cine francés.
Para este relato intimista en un sanatorio castrense, el realizador obtuvo autorización para rodar en el hospital militar del Val de Grace, en París.
Tras ese éxito, el cineasta pareció buscar un poco más de liviandad con Monsieur Ibrahim et les fleurs du Coran (El señor Ibrahim y las flores del Corán), adaptación de un libro de Eric-Emmanuel Schmitt protagonizada por Omar Sharif, que obtuvo por ese papel de viejo sabio almacenero el César de mejor actor en 2004.
Sistema totalitario
Siempre en el rubro de los excluidos, el realizador se interesó también por la inmigración clandestina al contar con gran economía de medios y diálogos las peripecias de un joven kurdo que trata de llegar a Inglaterra (Clandestino, 2003), de nuevo con Eric Caravaca, y la vida cotidiana a veces divertida y otras menos de los inmigrantes que habitan un suburbio de París (Aide-toi, le ciel t’aidera, 2008).
No pretendo cambiar el mundo, pero el mundo se está partiendo en dos, y hay que tomar conciencia de ello
, declaró este realizador comprometido al presentar Clandestino en 2003, en San Sebastián.
Sin darse por vencido jamás, el cineasta aprovechó el estreno de su último filme, Mon âme par toi guérie, tras cinco años de silencio, para denunciar el sistema perverso
de financiación del cine francés y el monopolio de la televisión en la producción, en un sistema que se volvió totalitario
.
Además de sus películas, François Dupeyron también participó en el guión de Fils préféré, de Nicole Garcia, y de Un pont entre deux rives, de Gérard Depardieu y Frédéric Auburtin. Se ocupó además de terminar el filme póstumo de Claude Berri, Trésor (Un regalo para ella), tras el fallecimiento del realizador en 2009.