La falta de recursos económicos es uno de los principales escollos que enfrenta la arqueología subacuática en México, situación que se ha visto aún más afectada con el reciente recorte en el presupuesto del gobierno federal. Otro es la presión que ejercen los cazatesoros internacionales.

Así lo reconoció ayer la investigadora Pilar Luna Erreguerena, quien es pionera en América Latina en esa especialidad arqueológica y, hace unos días, se convirtió en la primera mujer de la región en obtener el Premio a la Investigación de la Sociedad Geográfica Española, el cual le será entregado el jueves 3 de marzo en Madrid.

La subdirectora de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien nació en Tamaulipas en 1944, dijo que con mucho ingenio y sacrificio, haciendo circo, maroma y teatro, esa área del instituto logró conservar los contratos de sus 20 investigadores, pues sólo dos son de base.

En conferencia de prensa, la investigadora sostuvo que la riqueza patrimonial de las aguas en el país es inmensa, tanto así que se desconoce su magnitud.

Al día de hoy se tienen registrados más de 400 sitios arqueológicos subacuáticos, distribuidos en los más de 12 mil kilómetros de litoral y, por lo menos, los 6 mil cenotes, lagunas, manantiales y cuevas.

Luna Erreguerena consideró a las empresas cazadoras de tesoros, como la estadunidense Odyssey Marine Exploration, uno de los principales factores de peligro para el patrimonio arqueológico que yace en nuestros fondos marinos, en particular los navíos hundidos en los siglos XVI, XVII y XVIII.

Algunos no tenían cargas de oro, plata ni piedras preciosas; pero otros sí, y ésos han sido motivo de codicia y de presión hacia nuestro gobierno y nuestra propia institución; buscan explotar esas embarcaciones y recuperar esos tesoros que, en términos económicos, sí pueden ser considerados como tales, sin importarles dañar el contexto arqueológico, afirmó.

Un barco es una cápsula del tiempo, todo lo que trae adentro son elementos de investigación que permiten conocer la forma de vida de una época.

La osamenta de Naia

Pilar Luna adelantó algunos avances de los estudios practicados a Naia, nombre que atribuyeron los científicos al esqueleto humano más antiguo hasta ahora hallado en el continente americano, cuya vida se sitúa hace 13 mil o 12 mil años, que fue encontrado por un grupo de buzos hace casi dos años en un cenote en la península de Yucatán (La Jornada, 16/5/14).

Se ha podido constatar, dijo Pilar Luna, que Naia (una adolescente de entre 15 y 16 años al momento de morir) sufrió una fractura en el brazo derecho, al parecer, producida por jalones. De igual manera, se encontró un cálculo dental con sarro y se ha conocido un poco de su dieta, así como que padeció una aguda desnutrición, probablemente debida a la hambruna.

Los trabajos de exploración, agregó, también han revelado la existencia en esa región del país de ciertas especies animales ya extintas, como el oso de anteojos, que se consideraban exclusivas del sur del continente.