Antes de que el papa Francisco dejara la mañana de ayer la nunciatura apostólica para viajar a Chiapas, varias personas no identificadas repartieron boletos especiales para llegar hasta la valla más cercana a la puerta de las instalaciones de la jerarquía católica y poder ver de cerca al pontífice.

Esos pases preferenciales gratuitos no se entregaban a cualquiera, sino sólo a personas especiales, denunciaron fieles que manifestaron su decepción por no saber los requisitos para obtener uno de esos boletos.

En realidad ayer por la mañana fueron pocas las personas que acudieron hasta ese punto.

Ninguno de los fieles que no alcanzaron esos boletos preferenciales supo cuáles son los criterios para repartirlos. Yo llegué muy temprano, antes de las 6 de la mañana. Estaba aquí cuando escuché que había boletos para adelante. Pregunté y me dijeron que eran para invitados especiales. Me sentí mal, no creo que haya creyentes especiales y no especiales, señaló Esther.

Por la noche ya eran miles los que esperaban al obispo de Roma a su regreso de Chiapas. Su llegada a la nunciatura, en medio de un fuerte operativo de seguridad, generó desencanto en la mayoría de los fieles que se arremolinaron en los alrededores de la sede diplomática. ¡Pasa rapidísimo, pero lo vimos un poquito!, señaló una mujer. Otra se preguntaba: ¿Por qué pasa tan rápido?

Minutos antes de las ocho y media de la noche, Francisco llegó frente a la nunciatura, descendió del vehículo y se detuvo varios minutos para saludar a las personas congregadas en los llamados lugares especiales. Ancianas en sillas de ruedas, débiles visuales, niños con capacidades diferentes lo abrazaban a su paso.

Con sólo tocarlo lanzaban gritos de júbilo y hubo hasta quien le pidió una selfie, a lo que Bergoglio accedió.

El pontífice pidió un micrófono para dar un breve mensaje e inició hablando en italiano. Uno de sus colaboradores le hizo notar que no era el idioma en México y en segundos corrigió. Ya en castellano dijo: Que santa María de Guadalupe los acompañe en el camino de la vida, en los momentos difíciles, en los más dolorosos. Vamos a rezar a la virgen todos juntos para que nos cuide mucho, y la gente lo acompañó con el Ave María.