Chablekal no se vende
hablekal, pueblo maya localizado a 20 kilómetros de Mérida, Yucatán, representa la especulación empresarial sobre tierras ejidales, el despojo cínico, la avaricia de los poderosos. Pero también la resistencia de quienes se organizan para defender las tierras en las que crecieron, en las que, sin ser ejidatarios, sus padres trabajan desde hace décadas.
Lujosos fraccionamientos se vislumbran en la entrada a este poblado. Enormes espectaculares dan cuenta del paraíso que está en venta. Pareciera que nada los detiene, si no fuera porque la recién conformada Unión de Pobladoras y Pobladores de Chablekal por el Derecho a la Tenencia de la Tierra, el Territorio y los Recursos Naturales se opone a que se siga lucrando con el bien común. Son 250 personas, entre hijos de ejidatarios y no hijos, pero viven en esta comunidad y por lo tanto pertenecen a ella y tienen derechos.
Encabeza la ofensiva contra ellos el empresario Carlos Abraham Mafud, quien esta semana ofreció entregar 5 mil pesos a cada uno de los ejidatarios, como anticipo de compraventa por una superficie no determinada de tierras ejidales que conforman el polígono conocido como Misne-balam, justo el predio que mantienen en posesión los pobladores organizados de Chablekal.
Tanto la reunión como el acuerdo privado, denuncia la unión, contravienen la ley agraria, en tanto no se dio la instalación de la asamblea con las debidas formalidades ni se expidieron las convocatorias pertinentes con la debida anticipación, medidas que deben cumplirse cuando se trata de asuntos que comprometen tierras de uso común, como las del polígono Misne-Balam.
“Los documentos que son firmados por los ejidatarios no son leídos ni comprendidos a cabalidad por los mismos, por lo que consideramos urgente y necesaria la intervención de la Procuraduría Agraria en su carácter de ombudsman para evitar estas prácticas ilegítimas”, denuncian en un comunicado.
En la asamblea denunciada estuvieron presentes alrededor de 100 ejidatarios de un total de 340, y fue organizada por un empresario que enfrenta una serie de demandas agrarias y judiciales. En la última operación de compraventa, el empresario pagó a los ejidatarios lo correspondiente a 800 hectáreas, pero se adjudicó mil 400.
Los pobladores y pobladoras del ejido interpusieron ya una demanda ante el Tribunal Unitario Agrario, con el fin de que se reconozca a plenitud su derecho a la tenencia de la tierra, así como evitar su repartición, venta, enajenación, renta o traslado.
Ya se han perdido muchas tierras en esta región. No puede permitirse que continúe el despojo y el engaño. Chablekal no se vende.