La ingesta per cápita sólo disminuyó 5.37 mililitros diarios
Jueves 28 de enero de 2016, p. 34
La disminución en el consumo de refrescos no sólo depende de la aplicación de un impuesto especial, ya que inciden factores como la región, tamaño de localidad y estrato socioeconómico, afirmaron investigadores de El Colegio de México (Colmex), quienes señalaron que en el periodo de 2012 a 2014, el consumo diario per cápita sólo disminuyó en 5.37 mililitros diarios y no se detectó una pauta general en la caída del consumo.
En un estudio de los efectos sobre el bienestar de la política de impuestos sobre alimentos y bebidas con alto contenido calórico se identificó que en los hogares del decil más pobre aumentó 1.4 por ciento el gasto en refrescos, en promedio al año, por lo que en los deciles más bajos de ingreso no se observan cambios importantes
en el consumo de bebidas azucaradas.
En contraste, los mayores cambios se detectaron, tanto en el consumo, como en el gasto relativo, en los deciles más altos de ingreso. Los hogares del decil más pobre invierten tres veces más en refrescos en proporción a su gasto monetario que el décil más alto
.
Por ello, consideraron que alcanzar los beneficios de frenar enfermedades como la obesidad y la diabetes requiere de una política pública integral, que tome en cuenta otros factores, como la falta de acceso a fuentes seguras y de calidad de agua potable para la población de escasos recursos.
En conferencia de prensa, José Romero Tellaeche, director del Centro de Estudios Económicos del Colmex, y los investigadores Eneas Caldiño, Enrique Minor y Carlos Romero agregaron que la población de escasos recursos fue la más afectada en su gasto para adquirir la canasta básica, pero no varió significativamente su consumo de refrescos tras la entrada en vigor del nuevo gravamen.
A casi dos años de la aplicación del impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) a las bebidas azucaradas, el estudio reveló que en 2014 su efecto fue equivalente a una reducción de 1.65 por ciento del ingreso real asignado al consumo de alimentos y bebidas, mientras en los grupos de menores ingresos fue equivalente a una disminución de 2 por ciento. Destacaron que las familias con ingresos hasta de un salario mínimo destina 54 por ciento de su gasto para adquirir estos productos.
El estudio, que se elaboró a petición Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas, revela que el consumo promedio per cápita de refrescos en los hogares mexicanos disminuyó 37.6 mililitros por semana, pero en las localidades con menos de 2 mil 500 habitantes disminuyó menos que en localidades de 100 mil o más habitantes.