De los estudios entraban y salían Elizabeth Taylor y Ava Gardner
Jueves 28 de enero de 2016, p. a10
Roma.
Hubo un tiempo en el que las grandes estrellas de Hollywood hacían cola para viajar a Roma, y en el que en Cinecittà surgieron tanto producciones monumentales como instantes inolvidables de la historia del cine. Aunque no tengan hoy el mismo brillo y glamur que en los años 50 y 60, los estudios celebran 80 años en plena actividad.
El Teatro 5 de Cinecittà era como una segunda casa para Federico Fellini, incluso el director instaló allí una zona de estar para no tener que abandonar el lugar ni siquiera de noche durante sus etapas más creativas.
En cierta ocasión, el cineasta (1920-1993) señaló que sentía una especie de éxtasis cuando estaba de pie ante el estudio vacío, con un espacio a la espera de ser llenado y crear un nuevo mundo.
Cinecittà, del que entraban y salían divas como Elizabeth Taylor y Ava Gardner, surgió por orden de Benito Mussolini después de que los pequeños estudios Cines se incendiaron por motivos nunca aclarados.
Impulso al cine italiano
El dictador fascista quería una enorme ciudad del cine para rodar filmes de propaganda siguiendo el modelo de los nazis en Alemania. El 29 de enero de 1936, el Duce puso la primera piedra, y la cámara que grabó la escena para la posteridad sigue estando expuesta en los estudios.
Pero Mussolini también quería impulsar la cinematografía italiana para oponer algo al dominio estadunidense
, señala el director de Cinecittà, Giuseppe Basso.
En menos de 400 días surgió de la nada la ciudad de 40 hectáreas con nueve grandes estudios a las afueras de Roma, que fue inaugurada el 28 de abril de 1937.
En los primeros años y décadas surgieron filmes auténticamente romanos
, empezando por las obras neorrealistas de directores como Roberto Rossellini y Luchino Visconti, que por ejemplo en Roma, ciudad abierta (1945) o Bellísima (1951), protagonizadas por Anna Magnani, relataban la amarga realidad de la guerra y posguerra.
Poco después entró en escena Hollywood y creó producciones monumentales que hicieron historia, como Ben Hur, Quo Vadis o Cleopatra.
Para rodar la famosa escena de la carrera de carros con Charlton Heston del clásico Ben Hur, se erigió un set de 18 hectáreas con costo de un millón de dólares de la época. Después llegaron Liz Taylor y Richard Burton, y más que de la filmación de Cleopatra toda Roma habló del romance entre las dos estrellas, entonces casadas con otros.
Roma se volvió un poco como Hollywood, un Hollywood junto al Tíber
, afirma Basso. “Eso se veía no solamente en Cinecittà, sino en toda la ciudad, donde se vivía la dolce vita”.
Esa Dolce vita que quedó inmortalizada en la inolvidable escena en la que la exuberante Anita Ekberg le grita a su compañero de reparto, Marcello Mastroianni, que venga a bañarse con ella mientras se mete con un vestido negro en la Fontana de Trevi.
Fellini rodó esa parte del clásico en el lugar original, pero a las tres de la madrugada y en febrero, cuando no había nadie en la calle, explica la experta Giulia Bianconi, quien desde hace dos años dirige las visitas guiadas por los estudios y la exposición permanente Cinecittà si mostra.
La famosa Vía Veneto, la calle de los ricos y guapos, fue reproducida en cambio a detalle en los estudios de Cinecittà.
También se mantuvo hasta su muerte el cariño de Ekberg –fallecida a principios de 2015– por Cinecittà, donde festejó uno de sus últimos cumpleaños junto al set de la exitosa serie Roma.
Para la coproducción de HBO, BBC y RAI de 2005 se reconstruyó en nueve meses la Roma antigua, incluidos los edificios monumentales, columnas, el empedrado y los barrios pobres, todo increíblemente realista, pero de fibra de vidro y madera. El impresionante set es uno de los pocos que sigue en pie y al que se puede acceder. ¿Dónde, salvo en una fábrica de sueños, pueden los visitantes pasear bajo un arco de triunfo romano y salir en el antiguo Egipto? “Así es en el mundo del cine, todo se transforma constantemente, los sets se construyen y se destruyen para dar espacio a nuevas ideas”, señala Bianconi.
Y en Cinecittà cobraron vida muchas ideas. Vacaciones en Roma, con la encantadora Audrey Hepburn; La pantera rosa, de Blake Edwards; El último emperador, de Bernardo Bertolucci; El paciente inglés, de Anthony Minghella, o Gangs of New York, de Martin Scorsese, forman parte de la larga lista.
Hace poco, Metro-Goldwyn-Mayer regresó al Tíber para grabar una nueva versión de Ben Hur, que se estrenará a mediados de año.