La baja en los precios del petróleo a escala internacional sí preocupa al gobierno federal, pero no provocará una crisis estructural en la economía de México sino sólo un ajuste de cinturón, aseveró Ildefonso Guajardo, titular de la Secretaría de Economía (SE).

Precisó que en esa dependencia se despidió a 10 por ciento del personal, lo que implica la desaparición de 300 plazas, pero aclaró que se trata de puestos de confianza y no de trabajadores sindicalizados.

No es que no preocupe (la baja de los precios). Precios bajos preocupan y frente a esos precios bajos tenemos, sin duda, una serie de acciones que se han tomado desde el punto de vista fiscal, tanto de impuestos, como desde el punto de vista de gastos. No es evidentemente una situación que nos guste y no le gusta a nadie en el mundo que tenga dependencia fiscal de los ingresos petroleros, pero lo que yo quiero enmarcar es que no son elementos que estén generando ningún tipo de crisis estructural en la economía mexicana. Es, sin duda, una necesidad de ajuste de cinturón y de disciplina fiscal y de gasto, pero los elementos que mueven a la economía mexicana, que fundamentalmente son el gasto privado, el consumo privado y la inversión privada, siguen siendo fuertes, puntualizó el secretario.

El costo de extracción de petróleo de pozos tradicionales y aguas someras todavía se ubica por debajo del precio internacional del crudo, por lo que conserva márgenes de rentabilidad, puntualizó Guajardo, entrevistado luego inaugurar la conferencia global sobre la Conciliación entre comercio y el desarrollo de contenido nacional: Las industrias extractivas para la diversificación de las economías locales, que organizaron el Banco Mundial y la SE.

También desestimó que el desplome de los precios del petróleo afecte o reduzca el número de pequeñas y medianas empresas que puedan convertirse en proveedoras de la nueva industria petrolera nacional, pues dijo que por mandato constitucional y no de manera opcional debe cumplirse de inicio con 25 por ciento de contenido nacional al respecto para incrementarse hasta 35 por ciento en 10 años.

El secretario ponderó que en febrero se mantendrán los precios bajos para las gasolinas y el diésel, lo que además de tener un impacto favorable en el costo de vida de la población, porque se abarata el traslado de mercancías y personas, resulta un esquema preparatorio para la inminente y total apertura del mercado en 2018.

En torno al gas licuado de petróleo (LP) que utiliza 80 por ciento de los hogares del país y cuyo precio subió en enero, Guajardo no dijo si subirá en febrero. Sólo mencionó que con la apertura energética eventualmente irá a la baja y destacó que ya se abrió la importación de gas a particulares, lo que incidirá en mejores precios.