a participación ciudadana o social es hoy un tema obligatorio en todas las políticas de salud. Sin embargo, es un concepto ambiguo y con frecuencia sólo una declaración sin consecuencias prácticas. El Programa Sectorial de Salud mexicano repite la palabra participación
en casi todos sus incisos, pero sólo en una ocasión habla de la participación social directa en el Sistema Nacional de Salud.
La participación tiene una larga historia en salud, pero tuvo un nuevo aliento con su inclusión e institucionalización en el marco legal del Sistema Único de Salud (SUS) brasileño. Así la ley prescribe que deben existir consejos de salud en todos los municipios, en todos los estados federados y uno nacional. Su composición es tripartita, en la que los usuarios y las organizaciones sociales tienen 50 por ciento de los representantes, los trabajadores de salud 25 y las autoridades del sector el 25 por ciento. La culminación de esta participación se da en las conferencias nacionales de salud.
La más reciente conferencia nacional, la decimoquinta, se realizó en diciembre en Brasilia. Reunió a cerca de 4 mil 500 personas entre delegados e invitados. Fueron jornadas intensas de planeación participativa con el propósito de fijar colectivamente prioridades en las directrices y acciones para incidir en la formulación de los planes de salud. Bajo el título Salud pública de calidad para cuidar bien a las personas: un derecho del pueblo brasileño, se discutieron las 625 propuestas provenientes de las conferencias estatales en 28 grupos de trabajo.
Durante la etapa preparativa del encuentro en Brasil se realizaron conferencias nacionales sectoriales y temáticas, así como el proceso institucional de conferencias de los consejos municipales y estatales con la participación de cerca de un millón de personas. En ese proceso surgieron las propuestas y fueron electos los delegados a la conferencia nacional.
La reunión se dio en una compleja situación económica y política con amenazas explícitas a la democracia brasileña. Fue concebida como el relanzamiento del SUS para profundizar su inserción en la sociedad y combatir la avalancha de propuestas privatizadoras que amenazan con destruirlo. Fue también un foro deliberativo para discutir y hacer proposiciones para resolver los problemas del SUS. Los ejes temáticos sintetizan los campos problemáticos. Fueron: Derecho a salud, garantía de acceso y atención de calidad; participación social; valorización del trabajo y de la educación en salud; financiamiento y relación público-privada; gestión y modelos de atención en salud; información, educación y políticas de comunicación, y ciencia, tecnología e innovación. El eje transversal fue las reformas democráticas y populares del Estado que expresa la comprensión del trasfondo político de las dificultades actuales del Sistema Único de Salud.
La conferencia nacional empezó con una marcha en defensa de ese sistema al congreso, en un ambiente festivo e incluyente con organizaciones sociales de todo tipo. Durante los discursos inaugurales los delegados escucharon y manifestaron su apoyo o desaprobación y no hubo asomo de democracia regulada o arreglada. Luego se pusieron a deliberar en los grupos de trabajo.
En cada grupo se presentaron las propuestas que le correspondían. La discusión fue muy ordenada con intervenciones para suprimir o añadir algo en cada propuesta, seguida por los argumentos en favor y en contra. Luego los delegados votaron con un dispositivo electrónico. El resultado fue que 80 por ciento de las propuestas se aprobó y sólo 7 por ciento fueron votadas en la plenaria. La manera de llevar el trabajo grupal garantizó un alto contenido democrático del proceso, ya que los intentos, si hubiesen, de manipular los resultados se diluían con la asistencia masiva de delegadas.
Los participantes demostraron su conocimiento de los problemas del SUS y manejaron con soltura cuestiones complicadas, como las múltiples iniciativas de ley, la legislación incumplida, los recortes presupuestales, etcétera. Fue también notable la diversidad y tolerancia en los grupos, a nadie se le calló. Impresionó además la seriedad, la dignidad y el orgullo de estar participando. Prevaleció un auténtico espíritu democrático en el que se respetó a todos su derecho de participar y de expresar sus visiones.
En medio de la conferencia llegó la noticia del inicio del proceso de impeachment de Dilma Rousseff. Causó una reacción masiva de repudio en la que predominó la idea de que es un ataque a la democracia brasileña. Dilma Rousseff se presentó en la plenaria donde hizo definiciones importantes respecto del SUS.
La conferencia fue una muestra de ciudadanía activa y de democracia participativa libre de manipulaciones e imposiciones. Nada tuvo que ver con las consultas ciudadanas arregladas y controladas que se estilan en México.