Lunes 4 de enero de 2016, p. 32
La próstata es una glándula que cumple dos funciones: se contrae y ayuda a la eyaculación y secreta una sustancia que favorece la movilidad de los espermatozoides para lograr la fecundación. Cuando el órgano se extirpa por causa de una enfermedad como el cáncer, lo único que ocurre es que el hombre deja de eyacular, pero mantiene su capacidad de erección.
El riesgo de incontinencia urinaria y disfunción eréctil se da cuando el tratamiento para controlar el tumor maligno es una cirugía radical, porque las estructuras nerviosas que posibilitan la erección y la salida de orina pasan debajo de la próstata, y para los cirujanos no es fácil identificarlos, por lo que pueden resultar lesionados. Sólo con jalonear un poco esos nervios se puede provocar disfunción eréctil
, explicó el doctor José Arturo Rodríguez Rivera.
Indicó que el riesgo de sufrir cáncer de próstata se incrementa conforme aumenta la edad de los hombres. A partir de estudios clínicos se sabe que 80 por ciento de los mayores de 80 años de edad padecen cáncer de próstata, aunque no siempre representa un riesgo para la vida.
Cada caso es distinto. De ahí la importancia de la vigilancia médica y las pruebas de detección (el antígeno prostático y la revisión clínica de urología).
El experto también explicó que el crecimiento de la próstata es un proceso natural del envejecimiento, por lo que uno de estos órganos puede ser grande sin cáncer y otros pequeños afectados por un tumor maligno. Es decir, no hay relación directa entre ambos.
En cambio sí existen factores de riesgo para el desarrollo del tumor: obesidad; elevado consumo de proteínas animales y baja ingesta de vegetales y leguminosas que contengan zinc, selenio y vitamina D; poco consumo de agua; aguantarse las ganas de orinar y la excitación sexual que no concluye con una eyaculación.