Zurich.

El futbol internacional fue sacudido nuevamente con la detención de dos vicepresidentes de la FIFA y el anuncio de la fiscalía estadunidense de que investiga a 16 directivos y ex dirigentes del continente americano.

El máximo organismo del balompié realizó en esta ciudad una reunión de su comité ejecutivo con el fin de dar impulso a sus planes para democratizarse y limpiar su imagen. Sin embargo, todo quedó empañado por redadas, detenciones, acusaciones de corrupción y confesiones de delitos a uno y otro lado del Atlántico, que recordaron que el estado del organismo sigue siendo crítico.

El paraguayo Juan Ángel Napout y el hondureño Alfredo Hawit Banegas, quienes además de vicepresidentes de la FIFA son los titulares de la Conmebol (Confederación Sudamericana de Futbol) y de la Concacaf (Confederación de Norte, Centroamérica y el Caribe de Futbol) respectivamente, fueron arrestados por la policía suiza a petición de la justicia estadunidense, en un nuevo capítulo de la trama de corrupción que salpica al ente.

Horas después, la fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch, anunció desde Washington que además de Napout y Hawit, arrestados ayer en el hotel Baur au Lac, en Zurich –se niegan a ser extraditados a EU–, la acusación también incluye a 16 funcionarios de esas organizaciones por su papel en actividades de corrupción.

Los nuevos acusados se unen a los 14 altos dirigentes y empresarios ligados al futbol internacional que ya fueron imputados en mayo pasado por la fiscalía estadunidense.

En la nueva lista, compuesta exclusivamente por directivos de las Américas, figuran los actuales presidentes de las federaciones de futbol de Brasil (Marco Polo del Nero), Ecuador (Luis Chiriboga), Panamá (Ariel Alvarado) y Guatemala (Brayan Jiménez).

También son investigados los argentinos Eduardo Deluca y José Luis Meiszner; los bolivianos Carlos Chávez y Romer Osuna; el brasileño Ricardo Teixeira; el peruano Manuel Burga; el salvadoreño Reynaldo Vasquez; los guatemaltecos Héctor Trujillo y Rafael Salguero, así como el hondureño Rafael Callejas. Este último niega las acusaciones.

La fiscalía informó también que el chileno Sergio Jadue y el colombiano Luis Bedoya, quienes presidían sus respectivas federaciones hasta hace poco tiempo, llegaron a sendos acuerdos y se declararon culpables de los cargos de corrupción a los que se enfrentaban.

Igualmente aceptaron los cargos el empresario argentino Alejandro Burzaco y el ex presidente de Concacaf Jeffrey Webb, de Islas Caimán, dos de las 14 personas que habían sido detenidas tras desatarse el megaescándalo a finales de mayo.

Burzaco, ex presidente de Torneos y Competencias, devolverá 21.6 millones de dólares y Webb otros 6.7 millones, según la fiscalía.

La traición a la confianza es intolerable. La escala de corrupción es inadmisible, dijo Lynch, quien recordó que la investigación continuará.

Al igual que en el escándalo de finales de mayo, la explosiva jornada comenzó en el lujoso hotel suizo donde fueron detenidos Napout y Hawit.

Tras conocerse la detención de su presidente, la Conmebol emitió un comunicado en el que afirmó que continuará cooperando permanentemente con la investigación y que seguirá profundizando las reformas administrativas que se vienen dando en la confederación para su total transparencia y fortalecimiento institucional.

El uruguayo Wilmar Valdez, único vicepresidente en funciones y que por estatuto deberá asumir la presidencia de la Conmebol en caso de que Napout deje su cargo, señaló que el organismo sudamericano sostendrá una reunión de urgencia en Asunción, la próxima semana.

En la misma línea se pronunció la Concacaf –que podría ser dirigida por el mexicano Justino Compeán–, al señalar que continúa cooperando de manera activa con todas las autoridades de gobierno en sus investigaciones.

Mientras los cimientos del futbol volvían a sacudirse, la FIFA aprobó en su reunión un amplio paquete de reformas con el fin de remodelar sus estructuras de dirección, entre ellas que el presidente y los miembros del comité ejecutivo, que será refundado bajo el nombre de consejo, tengan un límite de 12 años en el puesto. Además, sus remuneraciones serán públicas anualmente.

Sin embargo, todo quedó empañado por las noticias que llegaban desde fuera de la reunión en Suiza. Fue como si alguien hubiera muerto. Así era el ambiente en la sala, admitió el brasileño Fernando Sarney, miembro del gremio que gobierna el órgano rector del futbol.

La avalancha de acusaciones de corrupción llevó a Joseph Blatter a anunciar en junio su renuncia a la presidencia de la FIFA, apenas días después de haber sido relegido para iniciar un quinto mandato.

Tanto el suizo como su número dos, Jerome Valcke, y el jefe del futbol europeo, Michel Platini, fueron suspendidos 90 días por un Comité de Ética interno. Ninguno de ellos ha sido acusado de algún delito y todos niegan haber cometido una falta.

Mientras la FBI allanaba en Miami las oficinas de la empresa Imagina US, filial de una firma española, por una supuesta relación con actos de corrupción, la FIFA reconoció que los escándalos han causado una pérdida financiera de 67 millones de libras (101 millones 441 mil dólares) en 2015, informó el comité ejecutivo del organismo.