MAM: tercer Informe
Dudas de los ciudadanos
Desarrollo urbano, una de ellas
l tercer Informe de gobierno de Miguel Ángel Mancera deberá responder una serie de dudas que hoy por hoy está en la mente de muchos habitantes de la ciudad de México.
El tema que deberá atraer la atención de todos no será, por mucho que pudiera decirse, la seguridad, pese, por ejemplo, al caso Narvarte, sino el desarrollo urbano, la construcción en el DF, que se ha convertido en el principal motivo de la protesta callejera en lo que va de este año, y que, según algunas mediciones, ya rebasa en número a las manifestaciones que se suceden en la capital motivadas por el accionar del gobierno federal.
La ciudad empieza a no parecerse a la de hace tres años, y lo más probable es que cambie aún más para finales de 2018, cuando termine el gobierno de Miguel Ángel Mancera. Las construcciones, y las ideas de trasformación que se anuncian, proponen una urbe distinta –moderna, dicen algunos–, pero en muchos aspectos privada de la identidad con que creció durante muchos años.
El problema, de cualquier forma, no parece ser el cambio que deberá sufrir el DF, sino el accionar de las empresas constructoras, que a diario reciben algún rechazo de los vecinos de las colonias donde trabajan, porque parece que gozan de la impunidad necesaria para hacer lo que se les ocurra, pese a las protestas y el disgusto vecinal, que terminan siendo lo menos importante para, por ejemplo, las constructoras de vivienda de todo tipo.
No hay forma de evitar que los dueños de las empresas se apropien de las banquetas de los lugares donde construyen y obliguen a los peatones a deambular por el arroyo vehicular, pero también obligan a automovilistas y camioneros a desviar sus rutas, porque parte de las calles se convierten en área de trabajo para los constructores.
Desde luego, los daños que sufren las casas o las viviendas por el accionar de las máquinas que se utilizan, por ejemplo, para socavar la tierra, no son responsabilidad de las empresas ni de nadie; las casas de los vecinos se quedan con las grietas y los desperfectos que ocasionan las obras, lo que, entre otras cosas, alimenta las protestas que terminan en las vialidades cercanas a la construcción.
Y no es el único problema. También quienes compran departamentos se hallan en el desamparo legal. Las constructoras entregan los departamentos o viviendas en los tiempos que mejor les convienen, sin importar lo que dicen los contratos, y sin que exista una autoridad que sancione el hecho, por lo que la entrega de un departamento puede demorar muchas, la mayoría, de las veces hasta un año sin ninguna consecuencia relevante para quien infringe o rompe las reglas del contrato de compraventa.
Eso sucede en el ámbito privado, pero en lo público las cosas parecen estar peor. Los constructores se convierten en los dueños de los predios que intervienen, la calidad de las obras muchas veces no corresponde con lo que se estipula en los contratos y tampoco se sabe de las sanciones que se les imponen.
Sí, muchas partes de la ciudad de México requieren nuevas construcciones, la repoblación de áreas que se abandonaron y un profundo remozamiento. Sí, pero eso no puede o no debe dar carta de impunidad a las empresas; por el contrario, al ser las más beneficiadas, tendrían que ser las que mayores sanciones sufran por el incumplimiento de los compromisos que contraen y abusar de los espacios fuera del ámbito de la obra.
Esa parece ser una de las más importantes preocupaciones de la gente del DF, aunque Narvarte y el transporte público, de los que ya hablaremos, deberán tener su tiempo, un buen tiempo para explicaciones. El próximo día 17 Miguel Ángel Mancera informará no a las fracciones de los partidos políticos en la Asamblea Legislativa, sino a los habitantes de la ciudad, que le confiaron su voto.
De pasadita
Víctor Hugo Romo, ex jefe delegacional de la Miguel Hidalgo, ha perdido todo. Perdió la demarcación, perdió la posibilidad de incorporarse al gabinete de Miguel Ángel Mancera, perdió la tan anhelada coordinación de su partido en la ALDF y parece que las cosas no quedan ahí. Algo en eso de las construcciones en Polanco empieza a hacer ruido en aquella zona, y se señala a Romo como el causante.