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Reportaje /Museos ante el reto del siglo XXI

Críticos, artistas, curadores y organizadores celebran el fenómeno social

Afluencia masiva forma público, rompe barreras y desata modas

La doble exposición en Bellas Artes (Leonardo y Miguel Ángel) sumó, hasta el martes, 327 mil visitantes

Al concluir La idea de la belleza caen las cifras de aforo

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Se rompió con la idea de que los museos son templos laicos, donde las personas se aburrenFoto Yazmín Ortega Cortés
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La selfie frente al museoFoto María Luisa Severiano
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Maratón para despedir la exposición de Da Vinci Foto María Luisa Severiano
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Ni sol ni lluvia lograron reducir la filaFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Jueves 10 de septiembre de 2015, p. 4

Fue maravilloso, porque prefiero ver a la gente realizar enormes filas para entrar a un museo que para entrar a un antro

Estela Duarte

No necesariamente cantidad es calidad; a veces la gente acude a los museos simplemente porque está de moda

Karen Cordero

Después de la gran expectativa que causó la exposición Leonardo da Vinci y la idea de la belleza con multitudinarias visitas al Museo del Palacio de Bellas Artes durante casi dos meses, disminuyó la afluencia a la muestra Miguel Ángel Buonarroti: un artista entre dos mundos en ese recinto.

En las dos semanas recientes, la exhibición del artista florentino ha sido visitada por 37 mil 740 personas desde que concluyó la muestra de Da Vinci, el 24 de agosto, en comparación con los 35 mil visitantes en el maratón de 72 horas para despedir al genio renacentista. La doble exposición registró una afluencia de 290 mil 80 personas del 26 de junio al 24 de agosto, pero hasta este martes se registraron 327 mil 820 visitantes.

Especialistas consultados por La Jornada consideran que el incremento vertiginoso de visitantes a ciertas exposiciones es un fenómeno social que obedece a la expectativa del público sobre el artista y a la promoción, pero también perciben que los museos han pasado de ser un centro de exhibición a un lugar, incluso de moda.

El curador Cuauhtémoc Medina, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), considera que la afluencia masiva es un fenómeno bastante generalizado alrededor del mundo, que parece mostrarse como una especie de tendencia social que sugiere la necesidad de ir a estos lugares.

“Uno –explica el investigador– podría sacar la conclusión de que hay una cierta visión del museo y exhibición como un espacio público en el que es importante estar, lo cual también sugiere que hay un deterioro o algo falta en los espacios públicos tradicionales.”

Medina reconoce que hay un gran público potencial en la ciudad de México, pero advierte que con exposiciones tipo blockbuster (que atraen masas) las instituciones culturales o funcionarios creen que la importancia de una exhibición se mide con las oleadas de visitantes.

“Es muy bueno tener públicos grandes, pero buscar lo que se llama blockbuster deliberadamente sólo degrada la lógica de investigación y de experiencia cultural que esas instituciones producen, y en ocasiones puede ocasionar que se presente un producto falsificado.”

Para el crítico de arte, la afluencia masivas a los museos será algo cada vez más frecuente, pues le parece que hay algo en la cultura contemporánea, no en la producción cultural, sino en la vida, que está convirtiendo al museo, un lugar de exhibición, en un espacio donde existe la posibilidad de estar con otras personas en una conversación real o imaginaria, y en una relación que rompe las barreras de clase y que restaura la experiencia de ser parte de algo.

Considera que este fenómeno forma parte de la manera en que las ciudades están funcionando, y los espacios de exhibición son los pocos lugares donde hay una concentración de gente cuyo objetivo principal no son las compras.

Magdalena Zavala Bonachea, coordinadora nacional de artes visuales del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), ve como positivas y complementarias a la labor del museo las visitas masivas, porque reflejan el interés de una comunidad, el uso de las redes sociales en la difusión y las recomendaciones de boca en boca.

En México tuvimos una probadita con Yayoi Kusama, que fue un fenómeno de boca en boca, y ahora con la exposición de Leonardo da Vinci, por la belleza de sus dibujos, sucedió lo mismo. Los visitantes buscan objetos de los que hay una sola oportunidad para verlos, y creo que Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti responden a está necesidad.

Este fenómeno de afluencia masiva, de acuerdo con Zavala, también permite la formación de públicos, porque la gente va acostumbrándose a usar el museo como un elemento de visita cultural, de entretenimiento y de aprendizaje. Es positivo en el INBA que exista un proyecto donde la gente vaya recurrentemente a los museos.

La coordinadora de artes visuales afirma que el desafío de los museos siempre ha sido atraer públicos, generar audiencias y actualmente existe una gran discusión de cómo debe ser y hacia dónde debe dirigirse el museo del siglo XXI.

Considero que en el museo del siglo XXI se debe trabajar para generar audiencias, no sólo público que asista, sino que sean visitantes recurrentes, que formen una comunidad cercana a los museos para trabajar en colaboración con ellos.

Sostiene que hubo un interés masivo en las exposiciones de Leonardo y Miguel Ángel por lo que representan en el imaginario social, y algo similar ocurriría con Vicent van Gogh o Henri Matisse, cuyos nombres tenemos en la memoria y generan un deseo de conocer de cerca su obra.

Magdalena Zavala reconoce que con una gran afluencia la experiencia de la visita se reduce por la sobrecarga en la circulación, y por eso el Museo del Palacio de Bellas Artes implementó estrategias de mediación como la lista de canciones y narraciones sobre la exposición en una aplicación o la proyección de una película sobre la edificación de la Capilla Sixtina.

Al igual que Cuauhtémoc Medina, Zavala percibe un cambio en la sociedad contemporánea que usa su tiempo libre para ir al museo. A manera de ejemplo explicó que la calle de Madero, donde se encuentra el Palacio de Cultura Banamex, se ha convertido en un espacio de descubrimiento para mucha gente que transita a diario por el Centro Histórico.

Cuando la gente usa ese espacio para encontrar un remanso de paz, entonces el museo se convierte en un espacio de descubrimiento, porque brinda tranquilidad, se puede admirar el edificio y al final recorres la exposición de Mathias Goeritz, y esto está pasando en nuestros museos, señala la funcionaria.

La crítica e historiadora de arte Teresa del Conde señala que el auge de público en exposiciones como las de Da Vinci y Buonarroti se debe a la excesiva propaganda que se hace, pero la exposición de la japonesa Yayoi Kusama, que registró 335 mil visitantes, fue diferente, porque fue más un espectáculo que estaba patrocinado y eran previsibles las multitudes.

“La exposición Leonardo, Rafael, Caravaggio, una muestra imposible: las obras de arte en la era de la reproducción digital, en el Centro Nacional de las Artes (Cenart) fueron efectivas desde el punto de vista propagandístico y porque se presentaron para que Leonardo y Miguel Ángel tuvieran esa afluencia de público”, comenta la colaboradora de La Jornada.

Del Conde enfatiza que las visitas multitudinarias en el Cenart y en el Museo del Palacio de Bellas Artes fueron por los nombres de los artistas y por la promoción. Sin embargo, propone que se realice la misma promoción y difusión para otras exhibiciones, como los murales de Diego Rivera que se encuentran en el Palacio Nacional, donde no se registran aglomeraciones porque la gente desconoce que se encuentran en ese lugar.

La crítica de arte considera positivo que exista este fenómeno de afluencia masiva, porque ayuda a la formación de público y desata modas. La moda de ir al museo y tomarse la fotografía al entrar, pero no sabemos si deja un germen de conocimiento en la gente que la lleve a consumir bibliografía o información en la red sobre esos artistas que fue a ver.

A Del Conde le parece positiva la moda de ir a los museos, porque rompe con la idea de que esos espacios son templos laicos, donde las personas no entran porque piensan que será algo aburrido. Las exposiciones multitudinarias han funcionado perfectamente bien; lo que sigue sin funcionar muy bien es que los acervos de los museos no están aprovechados muy bien, añade.

En opinión de María Estela Duarte, investigadora y titular de Enlace de Colecciones del Museo Nacional de Arte, las hordas de gente en los museos por exposiciones como las de Miguel Ángel y Leonardo; la de Yayoi Kusama o la de Faraón: el culto al sol en el antiguo Egipto, en el Museo Nacional de Antropología, son un fenómeno que no será recurrente en el país.

No será un fenómeno para siempre, ni recurrente. Por ejemplo, en el Museo de Antropología se han presentado piezas hermosas, pero cuando dijeron Egipto fue la locura y podrán traer otra gran exposición, pero insisto, hay grandes picos en el arte, que es lo que despierta gran interés en el público conocedor y no conocedor.

La investigadora, que a lo largo de 41 años se ha dedicado a las artes plásticas en el INBA, asegura que los maestros del Renacimiento en el máximo recinto cultural del país generaron gran expectativa entre el público, y eso fue maravilloso, porque prefiere ver a la gente realizar enormes filas para entrar a un museo que para entrar a un antro.

Duarte subraya que estas exposiciones implican años de gestión, además de los recursos que se necesitan para garantizar la seguridad y conservación de las obras. Asegura que en años recientes percibe mayor interés por la cultura en las personas, lo que se refleja en las visitas masivas. Es una fiesta cultural lo que nos está pasando, señala.

Más allá de las cifras de visitantes, a Duarte le parece importante que la gente vaya a los museos y se sensibilice. Es positivo que la gente, sea por curiosidad o por acompañar a otra persona, asista a un museo, y si es perceptiva saldrá con un espíritu diferente. Las obras de arte son las expresiones del espíritu humano y esas hay que crearlas, sentirlas, vivirlas y olfatearla, y eso te llega directo al alma.

El curador de exposiciones en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, Eri Camara, señala que el hecho de que la gente acuda a las exposiciones es bueno, siempre y cuando aprenda algo de su visita, pero también considera fundamental que los recintos ofrezcan un programa de exhibiciones interesantes.

“Es importante que veamos con lupa las propuestas de exhibición y también el dispositivo que tienen tanto para la recreación como para el aprendizaje. En el Palacio de Bellas Artes se presentó a los artistas Leonardo y Miguel Ángel, y nosotros en San Ildelfonso hemos tenido muestras sobre Darwin y Ron Mueck; esta última tuvo 416 mil visitantes, porque el público quiere ver algo asombroso en las exposiciones.

“En nuestro caso, con Mueck tuvimos 40 por ciento de público, o más, que no había visitado antes el museo, así que el artista fue como el gancho que permitió conocer San Ildefonso mediante esta exposición.

“En casos como las muestras de Leonardo y Miguel Ángel, por tomar un ejemplo, hay un gancho que se relaciona con la Nueva España, como es el título de Miguel Ángel Buonarroti: un artista entre dos mundos; lo que me sorprendió es que en la exhibición había tres obras del virreinato con una información mucho menor.

Entonces creo que la mayoría de la gente no voltea a ver lo virreinal porque en número es muy poquito. Son tres piezas, y si no hay información del porqué de la relación, empiezas a minimizar y te vas con los grandes, Leonardo y Miguel Ángel.

Camara opina que la gestión de un museo no es sólo abrir las puertas y ofrecer entrada libre algunos días, sino crear herramientas para que el público tenga la libertad de interpretar lo que se le muestra.

La historiadora de arte Karen Cordero Reiman afirma que la afluencia masiva a ciertas exposiciones en ocasiones puede ser predecible por el nombre de los artistas que se exhiben, y señala que existen excepciones, como sucedió con Yayoi Kusama, donde los organizadores no esperaban que fuera tan nutrido el público.

Cordero está convencida de que siempre una visita al museo enriquece la experiencia, porque no es lo mismo una obra en una reproducción digital que la pieza en vivo. Pero las aglomeraciones en las salas de exhibición no son algo tan bueno, porque impide una experiencia de recepción estética, multisensorial con las piezas, sobre todo cuando son de otros tiempos.

No necesariamente cantidad es calidad; creo que a veces la gente acude a los museos simplemente porque está de moda. Me parece sumamente importante que los visitantes al salir de una exposición puedan compartir reflexiones, sus dudas, entrar en diálogo con el otro, hacer preguntas, construir por sí mismo o en grupo un conocimiento de la obra de arte, explica Karen Cordero.

La también profesora de la Universidad Iberoamericana señala que en los museos debe privilegiarse cómo propiciar una experiencia dentro de la exposición y tanto el diseño de la muestra como los textos deben dirigirse a ese objetivo. La formación de públicos responde a otros factores y no sólo consiste en acercar las obras a una gran cantidad de personas.