Nickelsdorf, Austria.

Unos 6 mil 500 refugiados habían logrado llegar a Austria hasta el mediodía de ayer, informó la ministra del Interior de ese país, Johanna Mikl-Leitner. Más tarde su homólogo alemán anunció que 7 mil arribaron a Alemania procedentes de Hungría, éxodo que no se veía en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, al completar travesías épicas en botes, autobuses, trenes y a pie para huir de la guerra y la pobreza.

El ministro austriaco de Relaciones Exteriores, Sebastian Kurz, pidió a la Unión Europea (UE) abrir los ojos frente a la crisis migratoria, que ha creado un gran desorden en el continente.

En la estación de Viena los recién llegados arribaron cubiertos con mantas y muchos con niños dormidos en los brazos. Fueron acogidos por voluntarios que acudieron con comida, bebidas, jabones y boletos de tren. Algunos austriacos sostuvieron carteles que decían: Bienvenidos, refugiados.

Estamos felices, iremos a Alemania, dijo un hombre sirio que se identificó como Mohamed e iba en camino hacia la mayor economía de Europa. Otro indocumentado que no quiso ser identificado aseveró: Hungría debería ser expulsada de la Unión Europea.

En Alemania, cientos de migrantes, la mayoría sirios, llegaron a la estación de Múnich en trenes especiales que partieron de Austria, donde intérpretes los ayudaron con los procedimientos de ingreso a los centros de acogida instalados en esta ciudad, a los que fueron trasladados de inmediato. Se espera la llegada de otros trenes a Fráncfort y el estado de Turingia, entre otros.

El ingreso de los sin papeles fue posible tras un acuerdo entre Alemania, Austria y Hungría para permitir que miles, que estuvieron varados por días en Budapest, pudieran viajar a otros países del bloque sin ser sometidos a controles y requisitos burocráticos, como establece la UE.

La policía alemana señaló que esperaba la llegada de hasta 10 mil refugiados este sábado. La canciller alemana, Angela Merkel, en una entrevista con la prensa de su país, negó que haya límite legal para el número de solicitantes de asilo que el país puede recibir.

El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung calculó en 10 mil millones de euros el costo de la acogida para Alemania en 2015.

Merkel recordó: “Todos los niveles –estados, comunas y el gobierno nacional– deben hacer su aporte justo” para albergar e integrar a quienes vayan a permanecer en Alemania durante mucho tiempo. Insistió en la necesidad de adoptar pautas para todo el bloque europeo y diferenciar entre migrantes y refugiados.

Para que nosotros podamos acoger e integrar a los que realmente necesitan protección es necesario que aquellos que no tienen perspectivas de poder regresen a sus países de origen, subrayó.

De campos de refugiados de Budapest, caminando, partieron cientos de migrantes en dirección a la frontera. La estación de Keletti, vaciada el viernes, volvió a llenarse de migrantes, quienes demandaban transporte hacia Austria.

Hungría advirtió que no fletará más autobuses para el traslado de migrantes a la frontera con Austria y argumentó que el desplazamiento de miles la noche del viernes y la mañana del sábado fue una iniciativa única.

Merkel llamó al primer ministro de Hungría, Viktor Orban, y ambos coincidieron en que la transportación de refugiados hacia Alemania fue un excepción, a raíz de la situación de emergencia que vivió la frontera húngara.

Ambos mandatarios acordaron que, en lo sucesivo, sus países deben responder a los deberes establecidos en la Convención de Dublín, la cual establece que los refugiados deben tramitar su solicitud de asilo en el país del bloque europeo al que arriban.

La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, vaticinó que la crisis migratoria, que divide profundamente a los miembros de la UE, durará. Estimó que habrá que aceptar la llegada masiva de migrantes para responder de manera efectiva, tras una reunión de cancilleres de la UE en Luxemburgo.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados elogió a Austria y Alemania, así como a sus sociedades civiles, pero advirtió que la concentración de refugiados y migrantes en un pequeño número de países no es una solución sostenible.

En París, miles de personas se manifestaron bajo las consignas No en mi nombre, Abran las fronteras y Derecho de asilo para todos los perseguidos, en rechazo a la política represiva europea contra los refugiados, quienes huyen hacia Europa de Siria y otras regiones en guerra. Algunos activistas llevaban imágenes del pequeño Aylan Kurdi, el niño sirio de tres años que murió ahogado la semana pasada y fue arrastrado a las costas de Turquía al intentar huir de la localidad siriokurda de Kobani. En Toulouse, Burdeos, Nantes, Lyon y Estrasburgo también hubo movilizaciones.

La policía alemana allanó la casa de un joven berlinés de 26 años, a quien se acusa de festejar en Facebook la muerte de Aylan Kurdi. De ser encontrado culpable, podría ser condenado a un máximo de tres años de prisión.

Mientras tanto, un bebé procedente de Turquía murió en la isla de Aathonissi, Grecia, después de haber sido hospitalizado en un centro médico local. Las autoridades no ofrecieron detalles sobre su identidad o las causas del deceso.

En Lesbos se produjeron enfrentamientos entre policías y miles de desplazados, quienes intentaban subir a un barco rumbo a Atenas. Grecia ha registrado desde enero 230 mil llegadas por mar y las autoridades de las islas griegas del Egeo, como Lesbos y Kos, están rebasadas ante la ola migratoria.

La UE informó que probablemente ampliará su operación militar contra traficantes de personas en el Mediterráneo a partir de octubre próximo.

El presidente de Palestina, Mahmoud Abbas, solicitó a Israel permitir la entrada en la franja de Gaza y Cisjordania a miles de palestinos que están huyendo de Siria, informó la agencia de noticias Wafa. Por su parte, el ex presidente francés Nicolás Sarkozy se pronunció en favor de crear centros de retención en el norte de África, Serbia o Bulgaria, donde se otorgaría el estatuto de refugiados políticos a los migrantes antes de entrar al acuerdo de Schengen, que permite la libre circulación en 26 países.