#MéxicoNosUrge,¡a nosotros también!
ace unos meses cité en esta columna a un político español (Monedero, Podemos) pesimista sobre nuestro futuro. Decía que hay causas para un cambio radical, pero que el nivel de conciencia es insuficiente. Tiene razón, y la tiene también Edgardo Buscaglia cuando dice que México pasa por un periodo de muy baja autoestima. Los mexicanos pueden organizar miles de marchas, pero el régimen mantiene el control. Sólo existe un verdadero partido de oposición en etapa gestatoria. Ni el gobierno, ni la oligarquía, ni el grueso de la clase política tienen visión o energía para detener los horrores que vivimos. Visto a distancia, México luce esperpéntico, se ha producido una alerta internacional, la gran prensa y la sociedad civil han condenado al gobierno. La última iniciativa es de #MéxicoNosUrge, movimiento de la sociedad civil originado en Italia que empieza a extenderse y llega a México. Su objetivo es exigir a la Unión Europea que suspenda relaciones comerciales con México hasta que el gobierno mexicano frene la impunidad y la barbarie. Los asesinatos en Narvarte, en plena capital (donde no había ocurrido una matanza semejante), fueron el origen inmediato de este movimiento. #MéxicoNosUrge invoca la cláusula democrática incorporada al TLC entre México y la Unión Europea: contiene como condición para su vigencia el respeto a los derechos humanos que incumple nuestro Estado. La comunidad internacional no puede ver con indiferencia 160 mil muertos, 30 mil desaparecidos, 2 millones de desplazamientos forzados y el mayor número de periodistas asesinados en el mundo.
Pese al desprestigio mexicano, es muy difícil que #MéxicoNosUrge pueda imponer a Europa su demanda. La UE representa aquí 40 por ciento de la IED. El comercio total con México es de 65 mmdd anuales, con un interesante superávit para la UE de 24 mmdd. Pesados intereses que también impiden que EU presione como podría hacerlo, y como hizo en Colombia cuando las cosas llegaron a un extremo inmanejable. No podemos esperar que las cosas cambien por presiones externas. Adentro, la élite mexicana mantiene su confort. Los asesinatos, torturas y abusos los sufre la gente humilde y activistas. No es imposible que la violencia llegue a los más altos niveles de la sociedad, pero por ahora predomina una especie de perplejidad ante el lento derrumbe de las instituciones. La crisis política inevitable en 2018 podría ser la coyuntura para un verdadero cambio de régimen, pero esto depende de nuestro propio despertar de conciencia y de la capacidad organizativa de la oposición. No podemos esperarlo desde fuera, aunque sintamos gratitud y solidaridad con una iniciativa como la de #MéxicoNosUrge.
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