Frente a los funcionarios y legisladores priístas que sin ninguna crítica respaldaron los cambios en el gabinete presidencial, diputados entrantes y senadores de PAN y PRD, así como líderes empresariales cuestionaron los relevos, que consideraron tardíos, sin ningún ajuste o cambio de fondo, con personajes cuya principal virtud para llegar al cargo es ser amigo del Ejecutivo federal, y criticaron que permanezcan otros funcionarios que han sido igualmente ineptos.

Para el presidente de la Comisión de Economía de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), José Luis de la Cruz Gallegos, estos cambios mandan un mensaje más político que de resultados a corto plazo, pues no se dan en la parte económica y hacendaria, en la que el presidente Enrique Peña Nieto refrenda la confianza en los funcionarios que no han dado los resultados esperados.

Mantener a los mismos funcionarios encargados de la política económica, donde actualmente se centra la problemática del país, hace prever que la estrategia en esa materia continuará igual, lamentó.

Por su parte, Andrés Manuel López Obrador criticó que se mantuviera al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y a “los demás miembros del gabinete de seguridad responsables de la fuga de (Joaquín) El Chapo (Guzmán)”.

Igualmente reprochó la continuidad del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, como “el estratega del fracaso económico, y al intocable Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes, zar de los contratos”. En su cuenta de Facebook escribió que ni siquiera se puede hablar de gatopartidismo con los cambios del gabinete. Sintetizó que se iban Emilio Chuayffet, por motivos de salud, y dos o tres secretarios segundones.

El futuro coordinador del PAN en San Lázaro, Marko Cortés, sostuvo que los cambios llegan tarde, mientras Jesús Zambrano (PRD) consideró que no hay ningún ajuste de fondo, porque son los mismos en diferentes cargos.

El coordinador de los actuales diputados del PRD, Miguel Alonso Raya, criticó que los enroques en el primer círculo se reduzcan a los amigos del Presidente. Y esto, dijo, es no entender qué ocurre en el país y no dar pasos atrevidos, audaces, para por ejemplo avanzar hacia un gobierno de coalición.

Sostuvo que la expectativa de los ajustes en las secretarías era más alta, más allá de los cuates, con visión de Estado, para darle eficiencia al gobierno y recuperar la credibilidad y la confianza perdidas en el Ejecutivo.

Mientras, su relevo en esa posición, Francisco Martínez Neri, evaluó que el país requiere un cambio de política económica, social y de seguridad pública y no sólo relevos en algunas secretarías. Los nombramientos solos son irrelevantes e inútiles, en un intento de reacción para reposicionar la deteriorada imagen de Peña Nieto y la de su partido, ante el evidente fracaso de sus políticas a mitad de sexenio.

El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, sostuvo que los cambios tienen el propósito de alinear las políticas públicas de este gobierno. A su vez, los coordinadores del PRI en el Senado y en la Cámara de Diputados, Emilio Gamboa Patrón, y César Camacho Quiroz, consideraron que son ajustes naturales y externaron su respaldo a los nuevos funcionarios.

A las críticas se sumaron también las dirigencias nacionales de PRD y PAN. La primera consideró que las modificaciones en el equipo de gobierno no muestran la existencia de un proyecto distinto al que visiblemente está fracasando. Ni siquiera alcanza el nivel de un relanzamiento de gobierno. El jefe del Ejecutivo desaprovechó la oportunidad para dar un giro contundente en su administración, a fin de dar cauce a soluciones de impacto para la vida de los mexicanos, señaló en su posicionamiento oficial.

El líder nacional panista, Ricardo Anaya, dijo que no se otorgará a Peña Nieto un cheque en blanco, pues el presidente debió hacer una evaluación del desempeño de sus colaboradores antes de definir los enroques y cambios. Adelantó que exigirán resultados a los funcionarios recientemente nombrados, y sostuvo que los relevos debieron venir acompañados de una seria autocrítica y un reconocimiento de las enormes fallas que ha tenido este gobierno.

De manera particular, el traslado de Rosario Robles a la Sedatu fue interpretado por los diputados del PRD como una determinación para enviar al botadero y al ostracismo a quien formó hace años parte de la militancia del sol azteca. El PRI defendió la decisión.

Este cambio de dependencia implica para Rosario Robles una menor exposición mediática y la merma en el manejo de los recursos públicos destinados a la política paliativa de la pobreza, pues en la Sedesol se articulan los programas más redituables en el terreno social como Prospera y la Cruzada contra el Hambre.

En ambos casos, la administración de la ex perredista fue objeto de acusaciones y señalamientos de uso político-electoral, provenientes de la oposición política.

La diferencia en los montos de recursos entre la Sedesol y la Sedatu son abismales. Para el ejercicio fiscal 2015 la primera fue autorizada –en el Congreso– a gastar 114 mil 504 millones de pesos. Por el contrario, en Sedatu el presupuesto anual programado se aprobó en 22 mil 50 millones de pesos. Es decir una sexta parte de lo ejercido por la Sedesol.