Opinión
Ver día anteriorViernes 28 de agosto de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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San Ángel: uniformidad modernista devoradora
E

n el Jardín de San Jacinto, en el aristocrático San Ángel, escuché en la madrugada del sábado pasos menudos de un duendecillo. Sí, un auténtico duendecillo, según los clásicos antecedentes que de estos sujetos tenemos. Apenas se diferenciaba del suelo, la cabeza grande, desproporcionada del cuerpo. Una barba gris le alcanzaba la cintura. La indumentaria todavía del más perfecto clasicismo. Traje rojo de una pieza, ajustado al cuerpo, y una capucha puntiaguda a la espalda y pulida respetable calva.

Adivino en la caminata por el conventual San Ángel bajo el chisporroteo de la lluvia, el barrio más contaminado: los árboles como dormidos, las personas endurecidas y los pájaros que aún quedan, encogidos esponjaban sus plumas en la búsqueda de calor en los nidos. El viento lluvioso se transformaba después en vendaval para entonar el triste lamento de la soledad entre comedores, bares y hoteles y camiones cuál fórmula 1, en Altavista. El espacio falto de luz se entristeció, las nubes lloraban y todo adquiría tonalidad gris.

¿Qué es un duende?, le pregunté. Me miró despectivamente y con gran solemnidad me espetó esta historia de refinado acento azteca. ¿Por qué son tan desconfiados los de la ciudad, que niegan todo lo que desconocen? El duende es algo preciso en la armonía de la vida, cuando los hombres no se muestran tan narcisos. Cuando el diario vivir era una cosa solemne, nosotros éramos la botana de la vida. Nuestros albures y calambures rompían la monotonía, la seriedad, la aburrición. Éramos lo imprevisto, lo impensado, con nobles ribetes de milagrería, el condimento de la impertérrita prosa diaria.

Entonces, ¿tú eres el duende de García Lorca?, le pregunté. ¡No te digo! luego luego la desconfianza. Sólo soy voz que coloco donde quiero, escritura gráfica mental previa. Al tiempo que sentía su voz atrás de mí, a un lado, al otro, que acompañaba de sonoras carcajadas. Voz que no soporta su mundo electrónico y televisivo y me hace despedirme y regresar a mi espacio entre las piedras de las calles, para ser burla de los intelectuales, científicos y niños, que me disparan piedras con sus resorteras.

Ante ese nuevo amanecer encontré ese amor oculto en mi espacio síquico, doble que redobló su doble, morena flor luz de luces toreras en la sangre, pechos levantados por el aire –aire que lleva aire– sed de su triángulo madera que extasiado revivía mañanas de sol y fiebre, embrujado por el maleficio de su mirada fosforescente como el infierno, pasión incontenible de injertos flamencos glandulares y bebedizos para acelerar el correr de la sangre y transmitir el fuego de la piel erizada más auténtica.

Lo digo porque vivo la peor de las desgracias, la más envilecedora de las desdichas, que usted no me entendería. A mi edad estoy terriblemente enamorado, para castigo de mi desvergüenza. Me he enamorado como un hombre cualquiera. Me he enamorado del agua de los charcos, en la que me reflejo, y que colgada de un trapecio sostiene en sus bordes mi vida. La verdad, mujer tan húmeda, me subyugó, al jugar con sus gotas conmigo, haciéndolas pasar por mi espíritu. Me hacía perder el apetito, tenía insomnios y un afán inusitado de acicalarme. Hasta que un día le declaré mi pasión. ¡Como si no lo supiera! Se rió y no me contestó. La acaricié, por poco me estrangula con mis barbas, dejándome en lo más profundo de sus aguas, donde vivo hundido en la indignidad, sin poder salir a la superficie, pero en la vibra total de la vida, en el espacio desconocido de las aguas, entre las piedras de las calles san angelinas, brujas si las hay del amor. Le iba a decir que cómo podría convertirme en duende (y evitar ver la destrucción del colonial San Ángel, misterioso, convertido día a día en zona habitacional uniforme que acaba con la vida de la magia san angelina…), para vivir entre las piedras contemplando los lirios y las violetas entre cálidos cercos que invitaran a buscar a la duenda mayor, cuando se me desapareció.