Opinión
Ver día anteriorDomingo 23 de agosto de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Puntos sobre las íes

Recuerdos X

C

reyó volverse loco…

Don Antonio Algara, Tono para sus cuates, como recordábamos en la anterior entrega a La Jornada, fue el taurino a quien don Maximino Ávila Camacho le encomendó dos cruciales asuntos: el primero, el arreglo del boicot con el que los de allá habían corrido a los coletudos mexicanos, y el segundo, contratar a Manuel Rodríguez Manolete para venir a México a demostrar si de verdad era lo que se pregonaba a los cuatro vientos.

Vaya chambita.

Andando el tiempo, yo entablé una gran amistad con Tono, por dos razones: la primera, nuestra mutua afición a la fiesta brava y debemos decir que mucho aprendimos de él; la segunda, nuestra afición por los coches y aún recordamos su hermoso Jaguar 3.4 MK 2, que después vendió al publicista don Eduardo Clavé y de Valle.

Ya crecidito, le pedí me concediera una entrevista para El Redondel y me dijo que sí, pero con la condición de no tocar el punto de la contratación de Manolete, pero, tras mucho insistir, accedió a hacerlo, pero en privado. Aún recuerdo que lo primero que me dijo allá en su casa de Leibnitz fue “mira Bitarito, creí volverme loco”.

–¿Y eso?

–Es que Camará no sólo apoderaba a Manolete”, sino debido a que su torero estaba reviviendo a la fiesta en España, también controlaba a todas las agrupaciones, así que fueron frentes muy desgastantes y agotadores para poder arreglarlo todo. Además, se me escondía, no me daba la cara, me citaba y no acudía y cuando lograba verlo, todo eran peros, asegunes y déjeme pensarlo y yo, la verdad, ya no sabía qué hacer, que no era cosa de regresar a México con las manos vacías.

–¿Cómo le hiciste?

–Comprendí que los muchos gatos que el “señor Camará” tenía en la barriga, iban a dar al traste con el propósito de mi viaje, así que, de acuerdo con mi gran amigo don José Madrazo, quien junto con su hermano Paco era propietario de la ganadería de La Punta, buscamos acercarnos directamente con el torero, ya como último intento y por fin lo pescamos en el hotel Palace. Nos identificamos, hablamos un buen rato con él y, por fin, le dije que era muy grande el interés por verlo torear en México, pero que su apoderado no hacía otra que ponernos dificultades.

–¿Y qué les dijo?

–Se sorprendió, se quedó callado por un buen rato y por fin nos preguntó dónde nos hospedábamos y cuando le dijimos que en este mismo hotel, nos aseguró que él nos llamaría para concertar una reunión posterior, tal y como fue, para dos o tres días más tarde.

–¿Camará estuvo en la reunión?

–Por lo que pudimos darnos cuenta, Manolete debe haberle dicho que lo acompañara a cenar con algunas personas y cuando me vio, se quedó helado, me miró con ojos de pistola y, entre pitos y flautas, Manolete comentó que estaba deseoso de ir a México y que ojalá pudiéramos llegar a un acuerdo.

–¿Recuerdas más o menos la fecha?

–Fue a finales de agosto y mediados de septiembre de 1944.

–¿Don Maximino no lo vio debutar en México?

–No, porque él murió, si mal no recuerdo, a principios de 1945 y Manolete se presentó el 9 de diciembre de ese mismo año.

–¿Te regresaste de inmediato a México?

–No, no quise, hasta que quedaran zanjadas las dificultades, que se firmaran los correspondientes documentos y protocolos y se organizaran las llamadas corridas de la concordia y debo confesarte que el diablo ese de Camará en lo económico nos sacó los ojos.

–¿Regresaste de inmediato a México?

-No, no quería regresar sin tener todo debidamente firmado y registrado, pero cuando llamé al general Ávila Camacho, no puedes imaginarte el gusto que le dio, me dijo que era yo un “chin…” y me dijo que, por favor, pidiera a Camará que nada se publicara en la prensa española y que de la México él se encargaría, para que la noticia se diera al mismo tiempo, con toda pompa y circunstancia.

–¿Se cumplió esa petición de silencio?

–No, que va, ni aquí ni allá, máxime cuando se anunciaron las llamadas corridas de la concordia y lo más increíble de todo esto fue que hasta un doble tuvimos en México…

(Continuará)

(AAB) [email protected]